Sabe a poco, pero el punto que ayer arañó el Levante UD en Anoeta tiene su valor, sobre todo si el Rayo Vallecano cae hoy en Cornellà y la permancia se acerca a cinco puntos. De todas formas, el equipo de Rubi estuvo cerca de perder debido a su falta de consistencia y evidenció que necesita mejorar, en ataque y en defensa, si pretende sumar en las próximas jornadas.

En la primera parte, el Levante UD adoleció de los mismos problemas que en las últimas semanas. Comenzó adormecido, con una actitud que, desde fuera del terreno de juego, parece rozar la indolencia. En los compases iniciales la Real Sociedad marcó la raya y los azulgrana, con calzón rojo, se dejaron llevar. A la fragilidad defensiva, muy acusada por las internadas de Vela y Oyarzabal a la espalda a Toño e Iván López, se sumó la ingente cantidad de balones perdidos en el centro del campo. Aunque resulte extraño, el Levante UD es un equipo que recibe demasiados goles al contragolpe, con futbolistas fuera de posición ante el ataque rival. Además, también los encaja a balón parado, como ayer. A la salida de un córner y tras un primer rechace en semifallo, el balón quedó en el área pequeña sobre los pies de Diego Reyes. Feddal, encargado de su marcaje, se desplomó, mientras Lerma, Rossi y Mariño se limitaron, de forma esteril, a mirar. Así, Reyes pudo controlar, girar, mirar y chutar para marcar el primero. Fácil.

A diferencia de lo que sucedió en Villarreal y Eibar, el Levante UD echó mano de su tridente ofensivo. Con Rossi apagado o fuera de cobertura, Morales y Deyverson cogieron el timón. El brasileño se convirtió en el referente y todos las jugadas pasaron por sus pies, o por su cabeza. Antes de la media hora de juego, un disparo lejano de Lerma desembocó en un córner granota. El mal despeje de la defensa vasca permitió cabececear a Deyverson con los pies en el suelo, con picardía y fuerza, justo por encima del descolocado Rulli. El noveno gol de Deyverson en la Liga „de los 26 tantos levantinistas„ supuso el empate y espoleó a los de Orriols, que encadenaron varias jugadas de ataque peligrosas. Verdú se agrandó y Toño fue un puñal en la izquierda.

El partido, no obstante, se recondujo antes del descanso. Verza y Lerma fallaban demasiados pases en la zona central y la Real armaba contragolpes con mucha rapidez. Carlos Vela desaprovechó la mejor ocasión para los txuri urdin ante las dudas de Mariño, enganchado bajo los palos. El mexicano la envió fuera cuando lo tenía todo para marcar.

Bruma perdona en la segunda parte

La tónica del encuentro no cambió tras el descanso. El Levante UD volcó el juego en el costado izquierdo, con un Toño crecido, pero los de Eusebio encontraron ahí un agujero en la zaga granota. El partido, con un ritmo alto, acabó por partirse, sin tregua alguna. Rossi fue objeto de un posible penalti, pero el colegiado no vio nada en el área local. Poco después, Oyarzabal perdonaba el segundo para los donstiarras con un disparo desviado. Bruma lo imitó a continación con un error garrafal ante Mariño. El Levante UD se replegó en su área y padeció, mucho, hasta celebrar un punto agridulce que será bueno si hay victoria en el derbi en el Ciutat de València.