Faltan quince minutos para el final del partido y, con 0-0 en el marcador, Rubi efectúa el segundo cambio en las filas levantinistas. El cuarto árbitro ilumina su cartelón electrónico y muestra un 9 en verde y un 21 en rojo. Mauricio Cuero salta al terreno de juego para relevar a un Giuseppe Rossi que, con el rostro serio, enfila el banquillo azulgrana. El enfado no es sólo del jugador, sino que se extiende a un amplio sector de la grada del Ciutat de València, que no comparte el movimiento táctico del entrenador.

Sin embargo, se trata ya de una costumbre. «Il Bambino» ha sido titular en las ocho últimas jornadas de Liga, pero en todos estos partidos ha sido sustituido en la segunda parte. Con puntos vitales para la permanencia en juego, Rubi ha preferido en estas ocho ocasiones dar entrada a otro futbolista de refresco, en sacrificio del ex de la Fiorentina.

Pese a que en la semana previa al duelo contra el Sporting el propio Rossi aseveró que no le molestaba ser cambiado si con ello se beneficiaba al conjunto del equipo, lo bien cierto es que el internacional italiano abandonó Orriols el pasado lunes contrariado por la decisión del técnico.

Rossi aterrizó en el Ciutat de València en el mercado de invierno con la intención de sumar minutos de juego y recuperar su mejor nivel después de las constantes lesiones. Sus cuatro goles desde su debut han colaborado en la mejoría del Levante UD, aunque su estado físico todavía no es el óptimo. El jugador se ha marcado como reto disputar la Eurocopa de Francia de este verano y es consciente de que para conseguirlo debe destacar en los pocos partidos de Liga que quedan y ser decisivo en la salvación granota. De ahí que la «costumbre» de Rubi de mandarlo al banquillo en las segundas partes no guste al goleador transalpino.