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Bombeja agustinet

Oxígeno para seguir soñando

No vencer al Sporting el pasado lunes obliga al Llevant a sacar al menos 7 puntos en los próximos 3 enfrentamientos, frente a Betis y Granada, a domicilio, y Espanyol en casa. Es una condición sine qua non para afrontar con opciones el órdago final de la Liga: Athletic y Atlético en casa; y Málaga y Rayo, fuera.

Parece difícil conseguirlo, pero lo será mucho más retornar a Primera, si no se logra. Por tanto hay que dejarse en casa cualquier tentación timorata y saltar al Villamarín con el ánimo de vencer, la fuerza para luchar y la esperanza en una salvación que representa tantísimas cosas para el futuro del club.

Pregunten a Osasuna, Zaragoza, Valladolid, Tenerife, Mallorca, Elche o Córdoba qué tal eso de salir del pozo.

Si se vence al Betis, además de recortarle 3 puntos, la jornada podría mostrarse propicia: Granada, Sporting y Valencia reciben a Málaga, Celta y Sevilla; y Rayo y Getafe visitan San Mamés y el Madrigal. Si no se consigue, el ánimo podría resquebrajarse, pues otro tropezón daría al traste con todo.

La victoria es un visado para seguir soñando, oxígeno hasta el próximo domingo, que no es poco. Para conseguirla el Llevant debería jugar, como mínimo, con el despliegue futbolístico y la actitud que mostró ante el Sporting. Sería demasiado cruel que la mala fortuna, el desacierto y el árbitro se aliaran de nuevo para impedirlo. El lunes pasado el Llevant desperdició un buen puñado de ocasiones de gol, algunas clamorosas. Son cosas del fútbol. Otro día entran y haces el partido de tu vida. Ese día debe ser hoy.

La última victoria granota en el Villamarín (0-1) se remonta a la temporada 2011-12. Hoy es, tal vez, la última ocasión de enderezar la 2015-16 fuera de Orriols. Se trata de otro partido a vida o muerte, a cara de perro; de nuevo, el más importante de nuestra historia.

Permítanme que insista: si salvarse es difícil, mucho más es volver a subir. Es algo de lo que deben ser plenamente conscientes los once levantinos que salten al césped de Heliópolis. Y cuando acabe el encuentro, al margen del resultado y del estado de ánimo, todos los futbolistas deben acercarse a aplaudir a los aficionados granota, aunque sean tres; sin excusas, con orgullo. Si la afición debe hacer suyo el #mai ens rendirem y animar hasta el último aliento, como viene haciendo, los jugadores tienen que dar ejemplo. Deben morir en el campo y luego, en Orriols, ir todos al círculo central y aplaudir al respetable, si pretenden ser respetados.

Es la cláusula 1909 del contrato que firmaron. Que la lean. ¿Qué clase de levantino se enfunda esta zamarra centenaria y es incapaz de saludar a 11.000 valientes que creen en ellos, aunque sea un lunes por la noche y caiga sobre Valencia el peor chaparrón del año? ¿Qué clase de capitán consiente algo así? Que no vuelva a suceder. Ni hoy ni nunca más.

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