En el partido más importante de la temporada, el Levante UD fue incapaz siquiera de mostrar la actitud y el carácter necesario. El pasado jueves, en Los Nuevos Cármenes, corrió siete kilómetros menos (112 por 105) e hizo la mitad de faltas que su adversario, el Granada. Tampoco gozó de acierto, ni individual ni colectiva ni técnicamente. Salió rana la apuesta de Rubi por Orbán como lateral izquierdo, así como el regreso de Lerma al diestro en detrimento de Pedro López.