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La identidad futbolística del Llevant

Tito es el nuevo director deportivo del Llevant UD, la apuesta más acertada de todas las que se barajaban, a mi entender. El amigo de Rubiales -que le dedicó una emotiva carta, al conocer la noticia- es un novato y su reto, mejorar las prestaciones de su precedesor, de una complejidad extrema, pero es ambicioso, discreto y humilde, valenciano y granota. Y en todo ello, que tal sea poco para algunos, quiero interpretar el firme propósito del consejo de recuperar la identidad perdida.

A Manolo Salvador le debemos mucho y siempre le estaremos agradecidos. Lo más importante, haber disfrutado de nuestros mejores años como levantinos: seis años consecutivos en la elite, el liderato, la Europa League. Él, en parte, lo hizo posible gracias al compromiso y al rendimiento de muchos de los futbolistas por los que apostó. Si hoy el Llevant, además, es un club viable económicamente, es también por los traspasos de futbolistas como Keylor, Caicedo o Koné. Los graves errores de los últimos años, sin embargo, especialmente la apuesta por Mendilibar (y su cese fulgurante), Alcaraz y Rubi, han hecho irreversible el relevo.

Con los directivos deportivos pasa como con los políticos: manejan presupuestos mareantes, viven entre mercaderes que les agasajan y les tientan y acaban perdiendo el norte. Con los años generan dinámicas viciadas muy perjudiciales. Por eso ni los políticos ni los directores deportivos deben perpetuarse en sus cargos.

Tito tiene ahora «la pilota en la teulada». Y también Quico y el consejo, pues está por definir cómo se aspira a recuperar la identidad perdida, qué modelo de club -futbolística y socialmente- necesita el Llevant para abordar los retos del futuro y con qué filosofía deportiva se va a trabajar. Si Quico tiene las respuestas el levantinismo tiene derecho a conocerlas y participar del debate; si no las tiene, hay que poner el asunto sobre la mesa cuanto antes. Porque Tito necesita unas coordenadas en las que moverse: ¿va a tener soberanía absoluta, aun en el caso de que andara un camino distinto al que se le marque (como ha sucedido con su antecesor, con el final que todos conocemos)? ¿debe construir a golpe de talonario un equipo para subir y luego ya veremos? ¿el proyecto del ascenso va a estar enmarcado en uno más amplio que cree las bases del futuro? Y sobre todo, ¿qué papel se reserva a la cantera, ese gran activo del club, en todo esto?

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