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Bombeja agustinet!

Abran las ventanas de Orriols

Durante la pasada campaña, inmersos en la agónica lucha por evitar el descenso, quedó aplazado el futuro del Llevant a medio y largo plazo, su estructura societaria y un proceso de democratización al que la mayoría de los actuales consejeros y de los patronos pretenden dar carpetazo. Me disculparán una pizca de pedagogía: algunos oyen hablar de democratización y piensan en asambleas a brazo alzado como si Orriols fuera una de las plazas del 15-M. Y no es eso, obviamente, ya que desde 1995 el Llevant UD es una SAD, una empresa.

Un 28 % del club pertenece a pequeños (17 %) y medianos accionistas (11 %). El otro 72% fue de Pedro Villarroel y hoy es de la Fundación, después del proceso de ley concursal, una actuación de emergencia que dejó pendientes aspectos fundamentales „hoy aún sin abordar„ como la democratización, representatividad y transparencia de esta estructura para poder fiscalizar, con garantías, las funciones del Consejo de Administración. Sin embargo, a día de hoy, los déficits de la Fundación „cuyos patronos, no lo olvidemos, fueron nombrados a dedo„ son alarmantes, como su correlación con el Consejo.

Para que nos entendamos: una junta militar echó al dictador y tomó el poder con la promesa de devolverlo al pueblo. Y hasta hoy. Muchas son las voces que exigen la democratización real del club. La única forma de conseguirla, de forma estable y duradera, es iniciar un proceso, desde el convencimiento, para que ese 72 % de acciones que es de todos (no podemos olvidar que la gestión de Villarroel provocó la pérdida de una parte substancial del patrimonio de todos) regrese al levantinismo.

La piedra angular de este proceso está en colocar un porcentaje de este 72 %, de forma progresiva, en los bolsillos de los levantinos. Desde arriba, la excusa para no hacerlo siempre es la misma: cuando se han puesto acciones a la venta, ha sido un fracaso. No se dice que siempre se ha hecho con nulo convencimiento, sin una campaña publicitaria atractiva, explicando los derechos, promoviendo incentivos y, en definitiva, sin ofrecer ser partícipes de un proceso de democratización para construir el Llevant del futuro, un club de propiedad horizontal, de todos los granotes.

Esta semana se presentó la campaña de abonos. Un pase de grada central cuesta 125 euros para un accionista y 175 euros para quien no lo es. Podría ofrecerse al segundo, junto al pase, una acción (60 euros) y un precio de 125 euros. Seguro que se conseguiría vender un mínimo de 6.000 acciones. Una camiseta vale 65 euros. Se puede hacer otra campaña para todos, accionistas o no: por la compra de una acción te llevas la camiseta 2016-17 por 25 euros. Seguro que se venderían 2.000 acciones más. Solo con dos acciones puntuales se colocarían un 10 % de las acciones de la Fundación y se recaudarían más de medio millón de euros. Han visto qué sencillo. ¿Y por qué no se hace? Es obvio que no hay un proyecto de club democrático y horizontal en la mente de Quico Catalán. ¿Cuál es, entonces, su proyecto? ¿Hay proyecto? ¿No merecemos conocerlo? Señores del Consejo y del Patronato: abran las ventanas del club. Es su obligación.

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