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El drama de la cantera

Entre los futbolistas abunda el engolamiento, la petulancia y el narcisismo. Es lógico si todo lo que existe alrededor de un chaval de 15 años que apunta maneras le hace creerse el centro del universo. Sus padres se levantan al alba cada domingo, desde hace años, para llevarlo a jugar y generan expectativas partido a partido. Cuando un ojeador le sigue, se les dibuja el dólar en los ojos y él se siente la joya de la corona. Es completamente razonable.

Chicas, joyas, cochazos, Moët Chandon y una ficha anual en el horizonte que un mortal tardaría tres vidas en cobrar. Aún es un anhelo pero, si las cosas no se tuercen, podría suceder. Primero un juvenil de elite, luego un entrenamiento con la selección, el debut soñado en la Liga, los flashes, los autógrafos, etc. Un no parar que a veces entorpece el rendimiento sobre el césped. La mayoría considera una pérdida de tiempo estudiar cuando el destino les ha regalado un empeine de oro. Ser futbolista puede ser una forma de sentirse estrella del rock. Con todas sus luces y todas sus sombras.

Los futbolistas de elite viven en un mundo de color de rosa del cual es complejo escapar. Parece ingenuo esperar de alguien que sea sensato cuando a los 20 años ya posee, con escaso sacrificio, todas las cosas por las cuales la mayoría de los trabajadores suspirará durante su vida. Sucede, pero es la excepción. Muchos entrenadores, dirigentes y hasta utilleros acaban infectados por el mismo virus. Están convencidos de que por formar parte del circo son especiales y, lo que es peor, mejores. Es cierto también que en los últimos años ha proliferado un alud de cultura libresca que ha permitido conocer otro perfil de hombre de fútbol que lee, tiene opiniones sensatas y valores decentes.

El Llevant tiene un problema atávico con su escuela: da buenos frutos pero se gestionan con desdén y prejuicios. Podría ser una de las bases deportiva y económica del club pero falta cultura de cantera. Dicen que Camarasa es un niñato. Yo no lo conozco y no lo sé. Sí se que es un gran futbolista, cuya progresión no ha sido la esperada desde que Rubi lo señaló de forma vergonzosa en el Calderón. También sé que no existe ningún futbolista en España con su proyección y su perfil que tenga una ficha de 60.000 euros. Es paradójico que estos días en el club haya coincidido la lamentable gestión del «caso Camarasa» y el intento de traer a un lateral como Mossa, canterano despreciado en su día. Como Rodas, Roger y tantos. Para traer a otros que no son mejores. Lo del Llevant con la cantera es para hacérselo mirar, sin duda.

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