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Tito, luces y sombras

El 20 de mayo se anunciaba el fichaje de Tito por tres años, con la complicada misión de sustituir al ideólogo deportivo de los mejores tiempos de la historia levantina, antes de que aquel castillo se derrumbase. Tras el descenso apenas se entonó algún discreto «mea culpa»; apenas un tibio propósito de recuperar las formas y la actitud que nos hicieron grandes. Tras dos meses al frente, el benidormí eligió a Muñiz para liderar el regreso a la senda de la disciplina; no renovó a Juanfran y Navarro, dos vacas sagradas, y está reforzando todas las líneas, con cesiones de jóvenes y fichajes de futbolistas modestos. No hay relumbrón. Y por tanto, de momento, tampoco demasiada ilusión en la hinchada.

Así: Remiro, Raúl, Róber o Espinosa tienen cierta proyección y también todo por demostrar. Postigo, Abraham e Insa son veteranos de escaso currículum. Se queda en el equipo (de momento) Trujillo, con un tachón disciplinario y un rendimiento muy bajo hasta la fecha.

La situación de Camarasa tiene pinta de relación sentimental en la que se han traspasado demasiadas fronteras para que sea viable una reconciliación. Vorem. Pedro López y Casadesús quedan como los veteranos; Iván, Rubén, Morales y Roger (felizmente renovado y parece que, al fin, valorado) como los canteranos de largo recorrido; Traver y Jason, las perlas por explotar. Queda la incógnita de Toño, uno de los noctámbulos del pasado curso; de Verza, puntal táctico del descenso; y de Rafael, a quien tal vez se le dé al fin la oportunidad que merece.

Mariño y Cuero. Tras el esfuerzo del verano pasado por quedarse en propiedad al gallego, dada su proyección, ahora se le «regala» (tras una buena campaña), para dejar la meta en manos de dos arqueros bisoños. Cuero era otro activo del club, una inversión desandada a la mínima ocasión, tras haber sido el fichaje más caro de la historia granota.

Su marcha es, además, un error: tiene 23 años y, con continuidad, hubiese podido triunfar en Orriols como ya sucedió en Banfield y como pasará en el Santos Laguna mexicano. Su marcha además, junto a la cesión de Deyverson al Alavés, debilita el ataque blaugrana y dejan abierta la puerta a la continuidad de Simao, al liberar dos plazas extracomunitarias. El mozambiqueño no tiene ganas de seguir pero no ha encontrado a nadie que le mejore la ficha. La buena noticia es que ya no hay necesidad de dar salida a Jefferson Lerma, que podría convertirse en uno de los grandes protagonistas del retorno a Primera. Pese a lo expuesto, hay que dar tiempo a Tito y tener confianza en su capacidad para construir un equipo sólido y unido.

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