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Bombeja Agustinet

Ambición también en la Copa

Con cada nueva temporada reaparece el debate ­­-en Orriols y por doquier- sobre qué hacer con la Copa. Está la opción de intentar la machada como hicieron algunos modestos en lo que llevamos de siglo XXI: Zaragoza (dos veces), Betis y Mallorca se llevaron el título; y Celta, Espanyol, Osasuna, Recre o Getafe (en dos ocasiones) fueron finalistas. El propio Llevant, con Preciado al mando, no alcanzó los cuartos en 2003-04, porque Losantos Omar lo impidió en el Camp Nou. Llegar lejos en Copa es, además, una inmejorable forma de reivindicar el título de campeón de 1937 que algunos aun ningunean, entre ellos Villar. Los hay que opinan que hay que aprovechar el torneo para foguear a los futbolistas menos habituales o a aquellos que han comenzado la Liga con el pie cambiado. Incluso algunos alinearían al juvenil. Lo importante, más allá del debate, es lo que piensa hacer Muñiz. Y el asturiano, tras sus declaraciones de ayer, parece dispuesto a vender cara la piel blaugrana.

Llevant y Cádiz abandonaron la 2ª división en junio de 2010 con destinos muy diferentes: la elite y el pozo de 2ª B. Y regresaron también juntos, en 2016. El club gaditano ascendió en la final frente al Hércules. Su extraordinaria hinchada ha respondido con creces al reto de habitar nuevamente las plantas nobles de nuestro fútbol y ha alcanzado la cifra de 18.000 abonados, a unos precios, eso sí, de escándalo. La última visita granota al Carranza se remonta a febrero de 2010 y se resolvió con una victoria clave para seguir soñando. Rafa Jordà mató aquel partido (2-4) en el 85´. El anterior recuerdo no es menos memorable: Alexis, Sérvulo y Aganzo pusieron el 0-3 que disparó al Llevant hacia Primera el 30 de mayo de 2004.

La tacita de plata recibe al Llevant con el Cádiz del ínclito Quique Pina en proceso de acoplamiento, tras renovar a casi toda la plantilla, y con un inicio de liga titubeante.

El Llevant, por su parte, viene de perdonar en Tarragona, donde la falta de definición de Roger maquilló la absoluta superioridad levantina. La confianza del ariete en sus posibilidades va a ser decisiva este curso, porque un Llevant campeón necesita un Roger pichichi. En todo caso, la ambición del equipo, la intensidad y la fe en su fútbol es encomiable. Y seguro que los que salten al Carranza, van a comerse el césped. Y el sábado, el Zaragoza.

Las fantásticas sensaciones transmitidas por el equipo en el arranque del curso invitan al optimismo, sobre todo si tenemos en cuenta que es más que previsible que Lerma, uno de los mejores mediocentros de la categoría, encuentre su hueco en el once y que Saveljich aterrizó en Orriols con la vitola de superclase, pese al extraordinario inicio de campaña de Postigo y Chema. Además se espera mucho de futbolistas como Iván o Toño, de veteranos como Montañés o Casadesús o de prometedores chavales como Rober.

Capítulo aparte merecen Martins, que seguro que va a tener ocasiones para reivindicarse como el goleador que es siempre que sale cedido y el xativí Rubén García, que debe explotar al fin el enorme talento que lleva dentro. Si el Llevant avanza en la competición, la Copa ofrecerá la oportunidad perfecta para que muchos de ellos muestren a Muñiz de qué son capaces en partidos de competición.

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