Valencia y Córdoba se fundaron en época romana y el cuerno de la abundancia se convirtió en el símbolo del cap i casal. El levantinismo vive estos días infartado por la exhibición de recursos desplegada desde el minuto uno del debut en Soria, un estallido de fútbol que ha devuelto la sonrisa al más incrédulo. Tras apabullar al Zaragoza, la visita al Nuevo Arcángel representa un reto para este Barça de plata en que Muñiz ha convertido al Llevant. Y es que Córdoba es la primera plaza de un candidato, a priori, al ascenso a la que rinde visita el once más temido de la categoría. Los califas de José Luis Oltra, sin embargo, han decepcionado en su estreno y ansían una victoria balsámica para purgar la imagen ofrecida en Huesca (3-0) la semana pasada.
El líder de la defensa andaluza, el granota de cuna Héctor Rodas, tratará de frenar la voracidad goleadora con que Roger ha iniciado el curso. El cabanyalero ha alcanzado en Córdoba la titularidad indiscutible que soñó en el Llevant y, curiosamente, luchará con el goleador al que los blaugrana nunca, hasta la llegada de Tito, ofrecieron la confianza necesaria y por el que suspiró este verano el propio Córdoba.
Pese a las virtudes de este Llevant, el nivel de Segunda es más mediocre que nunca: la mayoría de equipos tendría hoy un discreto protagonismo en la Tercera de hace diez años. Nuestro fútbol sufre un abismo entre Primera y Segunda similar al que existe entre los grandes de la elite y el resto. Y no es menos cierto que los de Orriols, con su cuerpo técnico y su plantilla, son, seguramente, más equipo de Primera hoy de lo que lo fueron el pasado curso. La superioridad es tal que el gran reto del míster es dosificar la euforia y mantener la intensidad, recordar cada día a sus hombres que van a visitar estadios donde la presión acortará las diferencias. Como hoy.
No va a ser fácil. Esta es una carrera de fondo con bajas, malas rachas, injusticias arbitrales, infortunio Van a darse estas situaciones. Y no se puede hincar la rodilla ante la adversidad. Ahí tendrá que jugar su papel también la afición. Es fácil nadar en la abundancia y las virtudes levantinas, hoy, rebosan en el cuerno de la ciudad. La virtud del levantinismo será no perder la paciencia cuando lleguen días adversos.
