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En construcción

El lunes en La 2 echaron la película argentina Relatos salvajes, de Damián Szifron, cinco entremeses vinculados por la venganza que han conseguido aglutinar los soberbios elogios de crítica y espectadores. A mí el corto que cierra la serie (Hasta que la muerte nos separe) me parece tan ramplón como genial el Bombita de Darín. Los otros tres son entretenidos. Lo de que sea una obra maestra y su éxito en festivales tiene que ver más que con su calidad, sospecho, con la potencia mediática de sus inversores. A mí no me pareció para tanto. Tampoco descarto la posibilidad de que el criterio estético del común de los mortales y el mío propio sigan caminos divergentes. También en el fútbol

Ya me sucedió con la remodelación de Orriols, bendecida por muchos granotes y, para mí, de mal gusto. Y el sábado me pasó con Montañés, que para muchos hizo un partidazo, y, en menor medida, con Martins que a mi entender restó más que sumó. El castellonense reactivó la banda izquierda, sí, pero estuvo fallón en el último pase y en el remate. Su partido es más que suficiente, dicen algunos, para sentar a Jason, un chaval que en cuatro partidos ha marcado dos tantos, ha aportado verticalidad y se ha deslomado en las coberturas. ¿Qué ha hecho mal? Ser canterano, algo que sigue provocando urticaria a una parte de nuestra grada, la misma que silbaba a Iborra. Esperemos, en todo caso, que Montañés siga con su progresión y le ponga cara la titularidad a Jason. O a Morales, que en Córdoba firmó un partido muy gris. La competencia es positiva. A pesar de todo, el Llevant tuvo sobradas ocasiones para empatar y hasta ganar. Y además Jefferson Lerma se mostró muy mejorado respecto a Soria y dispuesto a hacerse un hueco en el once, pese a las excelentes prestaciones que Campaña, Insa y Espinosa viene ofreciendo.

La gran enseñanza de la derrota del Nuevo Arcángel fue que un equipo inferior te puede vencer si su entrenador ha dedicado la semana a estudiar tu fútbol y anular tus virtudes, como hizo José Luis Oltra. Ante esto a Muñiz le queda no ser tan previsible. El Sevilla Atlético propondrá hoy un intercambio de golpes. Es un rival ofensivo, talentoso y sin complejos. Es un partido para salir firmes en defensa, sin dejar espacios, y marcar pronto; para decantar la victoria a la contra y jugar con la fragilidad mental que se le presupone a un filial.

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