A veces la vida nos pone a prueba, nos plantea situaciones que superan nuestras capacidades, diversas circunstancias que nos pueden llevar al límite. En mi caso, una muy grave lesión de rodilla. Y en ese instante hay dos opciones; rendirnos, dejarnos vencer o sobreponernos y salir fortalecidos. Aprender de este contratiempo. Yo escogí la segunda. Me considero una persona resistente, capaz de sobreponerme a adversidades que me ha tocado vivir, como por ejemplo esta.

Domingo 21 de febrero, minuto 85 de partido contra el FC Barcelona. En una jugada sin importancia intentando evitar un despeje de la defensa rival, al apoyar el pie en el suelo sentí como mi rodilla derecha se hizo añicos. Al momento supe que era algo serio y que tenía mucho trabajo por delante.

Esto es la vida, hay momentos buenos y momentos malos. Te presenta a veces retos inesperados que te descolocan. Pero lo que si podemos, si hay una cosa que sólo depende de uno mismo, es la actitud con la que afrontemos cada uno de dichos retos. Como dice Victor Kuppers; «Los conocimientos y la habilidad suman, pero la actitud multiplica».

Si desde el primer momento adquieres una actitud positiva puedes llegar donde te propongas. Y ese en el punto en el que yo me encuentro. Esta semana pasada, después de más de 230 días de duro trabajo en casa y en el gimnasio, tanto con fisioterapeutas como con readaptadores, por fin supe lo que era pisar el campo de fútbol para poder realizar carrera continua.

El primer día la sensación fue muy rara. Después de 8 meses era como «aprender» a correr de nuevo. Tan sólo corrí 5 minutos, pero lo suficiente para centrarme en pisar correctamente, no cojear y mantener una buena técnica de carrera. No tuve miedo pero, si preocupación, porque la rodilla estuviera perfectamente, sobre todo el cartílago afectado, que es lo que más problemas podría crear al aumentar la intensidad en los entrenamientos.

Martin Luther King dijo una vez durante un discurso: «La verdadera medida de una persona no la da la actitud en momentos de fortuna o bienestar, sino cuando se enfrenta a las adversidades de la vida». Totalmente cierto.

Y soy de las personas de esas que cuando tengo un objetivo en mente, no hay quien me pare. Así que mi siguiente objetivo es entrenar con el grupo cuando el doctor me de permiso y hasta entonces seguiré hacia delante con elegancia, fuerza y una sonrisa.