Levantinista de cuna, Pau Ballester cogió el micro y el casette del Ciutat de València a mitad de los 90, en pleno asalto a Segunda. Tardó poco en celebrar el ascenso: cantó para la grada aquel histórico gol de Lucas (1996), al Racing de Ferrol, desde la hierba. Miembro de los grupos percusionistas Amores y Capella de Ministrers, también expande por el mundo la religión blaugrana en sus conciertos internacionales. El New York Times le entrevistó cuando el Levante UD fue líder en Primera. Y recibió, por su cuenta, clases de ruso, para amenizar con rigor la visita del Rubin Kazan en la Liga Europa. El que ha visitado el Ciutat, ha escuchado su contagioso «se sent, es nota, València es... ¡granota!».
¿Fútbol y música son compatibles?
Por supuesto. De hecho, deberíamos aprovechar el potencial del fútbol para fomentar la cultura. El Levante UD tiene la Fundación como un instrumento para promocionar y difundirla. No olvidemos que el Levante UD ya es, de por sí, un club abierto culturalmente. Hay mucha gente del Levante UD que se dedica a la cultura: existe una magnífica bibliografía del club de Felip Bens y José Luis García Nieves, por ejemplo. Pocos clubes tienen tanta literatura. Cualquier acto cultural en el que se vea el nombre del Levante UD nos va a dar caché. Ya lo hacemos con el club de los niños y con los discapacitados y eso nos da status.
La voz del Ciutat de València, la música, la bienvenida a las aficiones rivales, también es imagen, ¿no?
Una de mis razones de llevar 21 años de speaker ha sido aportar mi granito de arena para que la imagen del club mejore. Yo me siento un pequeñito eslabón en esa cadena, empezando por la simbología. Hemos de cuidar mucho nuestras tradiciones, empezando por el valenciano. Este equipo nació en El Cabanyal como el Llevant. Debemos respetarnos.
Usted utiliza sólo el valenciano. ¿Alguien se lo ha reprochado alguna vez?.
No, lo hago desde siempre, y en ese sentido soy independiente. Me importan los símbolos y no soporto, por ejemplo, que el segundo equipaje no sea la camiseta histórica blanquinegra.Nuestro patrimonio principal es nuestra historia. Y eso hay que cuidarlo. Estos años hemos ganado masa social y hay que cuidarla transmitiéndole nuestra autenticidad.
¿Cómo empezó de 'speaker'?
En esta vida las casualidades te llevan a un sitio y ahí te quedas. En el 95, con José Luis López de presidente, a través de Luis Torán (exconsejero) llamaron a mi hermano y vine yo. Al principio, yo estaba en el cuartito de megafonía a la salida del túnel de vestuarios. Había un radiocasette. Luego conseguí un alargador y me coloqué al lado del banquillo. El día del ascenso a Segunda, lancé el micrófono y me fui a la esquina a celebrar el gol de Lucas. Y en un Levante UD-Tenerife de Copa, el árbitro me expulsó por hacerle aspavientos. Me fui al cuartito, claro.
Luego llegó el videomarcador y sus arengas. Aquel aviso de «el gol de Reggi ha sido gol» en el luminoso durante el descanso (el árbitro no dio por bueno un gol legal del delantero) ¿fue idea suya o de Villarroel?
Yo siempre he estado muy al margen, he sido un speaker independiente. Pero ese día recibí órdenes indirectas (sonríe). Cuando montaron el primer videomarcador, me trasladaron aquí arriba (a la cabina). Desde aquí, con un ordenador antiguo, cada día pensaba los lemas. A dos xotos que vinieron por primera vez, los nombré y desde ese día son simpatizantes del Levante UD. Lo que es el partido, lo veo entre mi asiento de lo alto de Tribuna (su familia tiene 9 pases)), junto a mi hijo, y la cabina. Cuando hay gol lo celebro y me voy corriendo a cantarlo.
¿Siente presión como animador del levantinismo?
Por mi condición de músico, como me subo a un escenario tantas veces, hace que cada presentación sea como un concierto. Esto también tiene su ritmo, sus tiempos... Aunque me gustaría hacer más cosas. Me gustaría poner música cuando el árbitro pita el final, por ejemplo. Aquí a veces se ha dicho que molesta. Una de mis mayores alegrías fue el cambio de la megafonía. Pero, aún así, nos falta potencia. ¡Démosle caña, qué suene fuerte!
El Levante nunca ha definido su grito de guerra, pero oficialmente utiliza el «Macho Levante»
No me gusta que lo sea, además, de un club que ha sido bandera del fútbol femenino. Me gustaría el «Amunt Llevant», que yo ya lo gastaba en los 90.