Frenazo inesperado. El Levante UD malgastó ayer la oportunidad de ampliar la ventaja con sus rivales al no pasar del empate a cero ante el Cádiz de Álvaro Cervera, defensivo e incómodo. A los azulgrana, sobre la ola del triunfalismo de los récords, se les vio apagados, sin chispa, como resacosos tras la fiesta de los treinta puntos.

La primera media hora del partido se consumió entre la intrascendencia. Ni granotes ni gaditanos dispusieron de ocasiones para romper la igualdad, mientras la jugadas morían en el centro del campo. Poco trabajo para los defensas, ninguno para los porteros y algún que otro bostezo en las gradas.

Al equipo de Muñiz, con un claro 4-4-2 dibujado sobre el césped, se le vio atascado. Roger y Rafael no encontraron su sitio y Campaña desapareció entre los rivales. Insa fue el motor azulgrana, pero el resto de sus compañeros no alcanzó el ritmo de sus revoluciones. Ese cortocircuito anuló al Levante UD los primeros treinta minutos de juego. Maniatados en la medular, los azulgrana cayeron en la trampa de los andaluces y el encuentro se congeló. La tensión decayó en ambos bandos y surgieron los primeros fallos.

En el 35, Morales, que sigue en su lucha particular contra la ansiedad, se atrevió con un disparo desde la frontal y el balón impactó en la mano de un zaguero rival dentro del área. Pareció penalti, pero el árbitro miró para otro lado.

Las protestas de la parroquia levantinista encendieron levemente los ánimos. Suficiente para que el Cádiz de Álvaro bajase el pistón. Roger puso a prueba los puños de Cifuentes con un potente remate, y poco después Jason lo intentó desde lejos con el mismo resultado. Fueron los mejores instantes del Levante UD antes del descanso, con un Pedro López que, como viene haciendo esta temporada, se empleó a fondo en la banda derecha.

Muñiz no tocó nada para la segunda parte. Mantuvo a Rafael y Roger como pareja en la punta, con el brasileño un poco más retrasado, pero la apuesto no funcionó. Pagó los platos rotos Morales, que se fue al banquillo por Rubén García, de vuelta al verde de Orriols tras lesionarse en septiembre ante el mismo Cádiz.

Poco antes Postigo casi logra conectar con el cuero a boca de gol tras el saque de una falta, pero lo cierto es que el Levante UD parecía incapaz de hacerle daño a un Cádiz bien pertrechado atrás.

La luz de alarma se encendió en el minuto 63. Toño no achicó espacios en su banda y Ortuño recibió en el punto de penalti libre de marca. El delantero del Cádiz golpeó de primeras y cuando el balón caminaba hacia las redes, Raúl Fernández se sacó una parada antológica que evitó el tanto gaditano. La intervención del vasco fue aplaudida por el Ciutat, el mismo que hace dos semanas dudaba de él.

En el banquillo, como suele ser habitual en él, Muñiz movió ficha para cambiar el rumbo del duelo. Casadesús reemplazó a un Rafael desquiciado. Es cierto que tiene pocas oportunidades, pero también lo es que cuando las tiene, no las aprovecha.

Con todo ello, y con la opción de aumentar la distancia con los perseguidores tras la derrota del Oviedo, el Levante UD se lanzó a por el gol del triunfo con el corazón caliente y la mente fría. Un centro envenenado de Jason al punto de penalti estuvo a milímetros de transformarse en un gol en propia meta. Ahí comenzó el último arreón, con el equipo volcado al ataque. Una de las incursiones de Toño en la izquierdo derivó en un tiro a ciegas de Jason que repelió Cifuentes. El balón salió escupido para Roger en el área pequeña. El artillero granota se trastabilló y no pudo remachar cuando el Ciutat ya lo celebraba. El gol se olió, pero no llegó.

El Cádiz contrarrestó con tímidas aproximaciones que nivelaron la recta final del choque. Por momentos, entre el agotamiento, ambos equipos firmaron las tablas y el 0-0 nunca estuvo en peligro. En el descuento, una tángana reveló la tensión de los últimos compases.

El empate de anoche mantiene al Levante UD líder, a diez puntos del segundo, ahora el Huesca, con 21 puntos.