Hay que remontarse diez años para encontrar el último encuentro suspendido por las condiciones climatológicas en el Ciutat de València. El 7 de noviembre de 2006, la fuerte tromba de agua caída durante varios días en Valencia obligó a aplazar el encuentro de Copa del Rey entre el conjunto levantinista y el Atlético de Madrid. El colegiado Mejuto González fue el encargado de examinar el terreno de juego antes de confirmar que no estaba en condiciones para la práctica del fútbol.

El aplazamiento del encuentro no fue una buena noticia para el Levante UD. El equipo «granota», entonces en Segunda división, se había impuesto por 0-1 en el duelo de ida en el Vicente Calderón. El conjunto «colchonero», cuando pudo disputarse el partido, igualó el tanto desfavorable y, en la tanda de penaltis, fue el equipo que acabaría sellando el pase a octavos de final.

En aquella eliminatoria estaban todavía recientes los ecos de otra suspensión en el recinto de Orriols, en septiembre de 2004. Aquel fue el triste debut del Ciutat de València como escenario de un encuentro de la selección absoluta de fútbol. España se medía en partido amistoso a Escocia.

Bajo una lluvia incesante, Escocia se adelantó en el marcador con un gol en propia puerta de Rubén Baraja. En la segunda mitad, Raúl empató de penalti para el combinado entrenado por Luis Aragonés. Poco después el encuentro se detuvo por un apagón en el tendido eléctrico, como consecuencia de la tormenta desatada. Cuando regresó la luz, el estado del terreno de juego era ya tan impracticable que obligó a la suspensión del encuentro.

La final del agua de 1995

Sin duda, la suspensión de partido más sonada se produjo el 24 de junio de 1995, en la final de Copa que midió al Valencia y al Deportivo de la Coruña en el Santiago Bernabéu. Después de una jornada soleada en pleno partido cayó la tormenta perfecta sobre el Bernabéu. El diluvio era total cuando en la segunda mitad, Pedja Mijatovic marcó de una espléndida falta directa el tanto que significaba el empate, tras el tanto inicial de los deportivistas, obra de Manjarín. El colegiado García Aranda decretó el final del partido justo cuando mejor estaba desenvolviéndose el Valencia, cerca de la remontada. El partido se reanudó tres días más tarde, cuando apenas quedaban 11 minutos de juego y con los dos equipos pensando en la probable prórroga. Sin embargo, un cabezazo del habilidoso Alfredo Santaelena, adelántandose a la salida de Zubizarreta, puso el 2-1 en el marcador. Al Valencia de Rielo ya no le daría tiempo de marcar.