Sin hacer su mejor partido, el Levante UD dio ayer un paso más hacia el ascenso. Aferrado a su eficacia, su solidez defensiva y su capacidad de sufrimiento, el equipo de Muñiz derrotó por la mínima a un Numancia atrevido, pero romo en el ataque. El gol de Jason en la primera parte, tras una gran asistencia de Roger, bastó para que los de Orriols sumaran su noveno triunfo en el Ciutat, el sexto consecutivo con la portería a cero. O lo que es lo mismo: 49 puntos, a 13 del tercero, el Getafe, que ayer pinchó en casa. Números de ascenso prematuro.

En una mañana desapacible en lo meteorológico, la escuadra azulgrana cumplió el expediente con oficio. Muñiz echó mano de su once de gala, pero el equipo saltó algo frío al terreno de juego. El Numancia aprovechó esas dudas y, con un Julio Álvarez omnipresente, se hizo con el control del balón. Sólo Natxo Insa plantaba batalla por los granotes. Raúl Fernández vio la amarilla tras cometer una falta a Marc Mateu en el vértice del área, aunque no se apreció contacto con el jugador del Numancia, que había perdido de vista la portería. Fue la única opción visitante en e primer tiempo. Como respuesta, Jason y Roger se inventaron una combinación letal en el área que acabó con el gallego ante el meta soriano dentro del área. No erró el canterano del Levante UD y embocó su séptimo gol de la temporada.

El partido bajó en intensidad hasta el descanso y no hubo ocasiones para nadie. El ritmo fue bajo, plomizo, como el cielo. Eso contagió al Ciutat, cómodo con el 1-0.

En la segunda parte, debido a la poca presencia de Campaña y Espinosa, Morales y Roger tiraron del resto. El «nueve» falló dos ocasiones claras de gol. En una de ellas, en lugar de pasar a Jason, desmarcado en el área, quiso acabar él la jugada con un disparo raso. Abusó de egoísmo.

El árbitro no señaló un penalti claro a favor del Levante UD por mano dento del área y en los últimos minutos se sufrió. Algo habitual en Orriols en el último tramo de los partidos ajustados. El Numancia dominó y Acuña tuvo en sus botas el empate dos veces. El levantinismo contuvo la respiración hasta el final. Un paso más hacia el ascenso, un partido menos en Segunda. La rutina de un líder infalible.