De madre catalana y padre aragonés, solo podía salir como el título de una de las canciones más conocidas de Alejandro Sanz; con el Corazón partío. Aunque la gente que me conoce sabe que siempre he presumido allá por donde he ido de ser de donde soy.

Me crié en La Puebla de Valverde, un pueblecito de tan solo 500 habitantes a unos 15 km de Teruel, ciudad donde nací pero con tan solo 4 añitos tuvimos que trasladarnos a Barcelona. Digamos que sufrí un pequeño accidente en el parque en el que jugaba todos los días con los demás niños y la cirugía que necesitaba en el brazo requería de un especialista. Nos terminamos instalando allí, y tras ir cada domingo a ver a mi padre jugar, es donde empecé a soñar con ser futbolista. Era feliz, sin embargo, siempre deseaba que llegara cualquier puente o vacaciones para que mis padres cogieran el coche y nos llevaran a mi hermano y a mí al pueblo con los abuelos, las personas más importantes de mi vida.

He vivido en muchas y diferentes ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia, Londres, Nueva York y, por supuesto, Teruel. Viajando con la Selección Española y con los clubes en los que he jugado, he visitado muchas otras, admirado culturas y descubierto lugares increíblemente bonitos, y aunque es posible que la mayoría os quedarais con Londres o Nueva York yo, no cambiaba mi pueblo por ninguna de estas grandes ciudades. Me enorgullece que aunque sea conocida como la tierra que «No existe», haya podido tener el lujo de lucirla por todo el mundo.

¿A qué viene todo esto? A que este fin de semana, después del parón con motivo de los campeonatos de Selecciones Autonómicas, vuelve la Liga Iberdrola. Y en este caso, con un sabor especial, jugamos en Zaragoza y jugar en tierra aragonesa siempre me hace sentir ese extra de ilusión.

Casualidades de la vida, de Zaragoza guardo uno de los recuerdos más bonitos jugando al fútbol. En 2009, con el RCD Espanyol jugamos la final de la Copa de la Reina en La Romareda, ganando 5-1 al Transportes Alcaine anotando 4 goles dedicados a mi abuelo ya que coincidió que era su cumpleaños y estaban siguiendo el partido a través de Aragón TV.

De un pueblecito de Teruel a jugar en grandes ciudades y estadios, eso demuestra que no importa quién seas o de dónde vengas, la facultad de triunfar empieza con uno mismo, siempre.