El Levante UD liquida cada partido con una autoridad insultante. Los despacha con una placidez desesperante para su rival. Y en ocasiones, como ayer en Zorrilla, se da el gusto de ofrecer auténticos recitales. En un estadio en el que hacía 40 años que no ganaba, el equipo azulgrana regaló una lección táctica y cuatro zarpazos de talento que tumbaron al Valladolid, uno de los candidatos a promocionar. Tres puntos más, y ya van 65, para una plantilla cuyo reto ya no es el ascenso, sino batir todos y cada uno de los récords de la categoría de plata. Si juega como ayer, lo puede conseguir. Es más, lo conseguirá. Con el empate de ayer del Oviedo, la diferencia con el play off es ahora de 19 puntos.

Sin Campaña ni Espinosa sobre el terreno de juego, Natxo Insa asumió los galones de capitán general en el centro del campo. Con la ayuda en labores defensivas de Lerma, siempre voluntarioso, el de Cocentaina se engrandeció. Gracias a él, en el primer cuarto de hora el equipo fijó bien la línea para presionar y morder. Ni un paso atrás. Raúl Fernández, para desilusión de los locales, no tuvo que tocar ni un balón.

A los 20 minutos, Insa se disfrazó de mediapunta para inventarse un pase entre líneas que dejó a Roger en un claro mano a mano contra el portero del Valladolid. El delantero azulgrana, hábil y listo, buscó el contacto con Pau Torres, que fue al bulto. El árbitro señaló penalti y el propio Roger, con una paradinha de libro, avanzó al Levante UD (su 18º gol de la temporada en la Liga). La primera piedra de la victoria estaba puesta. El «pistolero», eso sí, se guardó la celebración por respeto a la que fue su afición dos temporadas.

El Valladolid quiso reponerse y neutralizar el tanto levantinista. Pero los de Paco Herrera no ofrecieron argumentos futbolísticos. Chocaron contra un muro, el que plantó la zaga de Muñiz. Rocoso, impenetrable, digno de un líder con oficio. Con ello, entre la frustración de los blanquivioletas, a la media hora de juego el Levante UD era el dueño y señor del partido. Se jugó a su ritmo, a su estilo, a lo que quería la escuadra azulgrana. Insa, pese a sus molestias por un golpe en la tibia, se mantuvo imperial y los futbolistas de ataque aprovecharon para hacer daño a los pucelanos. Montañés y Jason, intercambiando sus posiciones en los extremos, combinaron bien con Casadesús y Roger, una pareja poco habitual en las primeras partes.

Tras una serie de llegadas consecutivas y varios córners, con el Valladolid embotellado en su propio campo, el Levante UD se puso manos a la obra en la búsqueda de la sentencia. Y llegó. Fue en el minuto 38, a raíz de un saque de esquina que acabó con el balón en poder de Postigo. El central madrileño controló en el vértice derecho del área, posicionó el cuerpo para lanzar un centro al corazón del área cuya trayectoria, sin embargo, se envenenó y dirigió el balón hasta las redes de Torres, descolocado. La segunda diana apuntillaba las aspiraciones del Valladolid de darle la vuelta al partido. Además, antes del descanso el colegiado anuló un gol de Villar, de manera acertada, por fuera de juego de Míchel. El exlevantinista se mostró excesivamente revolucionado durante todo el choque.

En la reanudación, Muñiz retiró a Insa por sus molestias en la tibia y dio entrada a Verza. El Valladolid intentó atacar con transiciones ofensivas rápidas para recortar distancias lo antes posible. No obstante, nada inquietó a la defensa granota, liderada por Róber y Postigo. Los minutos iban cayendo del lado levantinista y, si bien los pucelanos crearon algo de peligro por su banda izquierda, Raúl Fernández atajó bien todas las aproximaciones con sus precisas salidas.

Muñiz le dio una oportunidad a Morales, que entró por un cansado Montañés. El madrileño no la desperdició y a los pocos minutos controló con mucha clase una asistencia magistral de Verza para superó con un toque sutil la salida de Torres. Fue el golpe definitivo para cerrar el partido. Parte de la afición vallisoletana emprendió el camino a casa a falta de 25 minutos. Fueron los que se perdieron el cuarto tanto, obra de Jason con un tiro cruzado después de un pase generoso de Roger. El gol del gallego redondeó un recital del Levante UD en una tarde que, desde el primer minuto, olió a ascenso a Primera División en el mes de abril. En los últimos minutos, el Valladolid hincó la rodilla ante un líder implacable, sin clemencia.