A su manera, López Muñiz ha calado hondo en el levantinismo. Sin el carisma de Manolo Preciado, el entrenador asturiano se ha ganado el cariño de la parroquia granotasobre el terreno de juego. En el seno de la entidad, la figura de Muñiz es respetada y apreciada, no sólo por su forma de trabajar, sino por la seriedad con la que gestiona el vestuario azulgrana.

Con todo ello, Muñiz será, desde la marcha de Joaquín Caparrós al finalizar la campaña 2013-2014, el primer técnico en completar una temporada como entrenador del Levante UD Ni Mendilíbar, ni Alcaraz ni Rubi lo lograron. Además, el gijonés ampliará por un año más su contrato en cuanto se certifique el ascenso a Primera División, tal como acordaron el club y el entrenador en el mes de junio del año pasado. Fue una de las claves para que, una vez dada su palabra a Tito, el técnico rechazara una oferta mareante del Rayo Vallecano. Muñiz prefirió cumplir lo pactado con el Levante UD. «Antes de terminar la temporada hubo un primer contacto. Estábamos en competición y trasladamos la cita al final de campaña por respeto al Alcorcón. Después todo fue muy sencillo», explicó Muñiz en su presentación oficial como responsable del banquillo levantinista, de la que hoy se cumplen nueve meses justos.

En todo este tiempo, Muñiz le ha cambiado la cara al vestuario, por dentro y por fuera. Caracterizado por su claridad en los mensajes hacia los jugadores, su imparcialidad en la toma de decisiones y sus arriesgados cambios en los primeros minutos de los partidos, cuenta con un amplio respaldo en la plantilla. Excepto casos especiales, ningún futbolista tiene el sitio asegurado y eso ha impulsado a que el equipo incremente el rendimiento con el paso de los jornadas.

Por otro lado, pese a que evita las sentencias rotundas o los grandes titulares en sala de prensa, Muñiz ha sabido transmitir en cada comparecencia pública un mensaje de tranquilidad que ha restado presión a los futbolistas. Ha sabido manejar bien los tiempos y las palabras, incluso, en situaciones complejas como la del cambio de Espinosa pocos minutos después de sacarlo a jugar al campo, la no convocatoria de Chema Rodríguez tras su recuperación, la irregular campaña de Morales, los minutos de Campaña sin haber entrenado durante la semana o el debate en la portería en las primeras jornadas del campeonato. De casi todas las situaciones Muñiz ha salido reforzado.

Por primera vez desde la primera temporada de Juan Ignacio Martínez, el Levante UD ha permitido que todos los entrenamientos, tanto en la Ciudad Deportiva de Buñol como en el estadio Ciutat de València, sean abiertos a la prensa y el público. Un hecho al que pocos clubes de Primera y Segunda están acostumbrados. Por contra, Muñiz, a diferencia de otros cuerpos técnicos, es de los que prefiere dormir la noche antes en la ciudad en la que se va a jugar el partido. Así, el Levante UD, que esta temporada viaja por carretera en cada desplazamiento, se ha concentrado la noche antes de los encuentros en Elche, Murcia o Tarragona, pese a la cercanía del estadio rival.

A nueve puntos del Leganés

El Levante UD, con puntos, está a tan sólo nueve -tres victorias- de los 74 puntos con los que el Leganés ascendió de manera directa la temporada pasada. El equipo madrileño quedó segundo, con un punto menos que el Alavés. Los vitorianos ascendieron como campeones con 75 puntos. Actualmente, el Levante UD aventaja en 18 puntos al tercer clasificado, el Cádiz, a falta de 13 jornadas para el final del campeonato. El ascenso está a tiro de piedra.