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El día de Riganò

El día de Riganò

Hoy nos visita: el Almería», «El rival de hoy: UD Almería». ¿Recuerdan aquella sección de los programas de partido? Se explicaban cuatro detalles del rival que el público leía antes de empezar el partido. Eran nociones básicas pero solían dar en el clavo y permitían disfrutar más del fútbol. Los programas han dejado de imprimirse. El último intento por mantener viva esa tradición en el santuario granota (sagrada en Inglaterra) fue de Dani Reverter y la peña Amuntgranotes. Desde Orriols era ambicioso y de calidad pero duró poco. Me cuenta Vicent Chilet que en nuestra liga apenas la Real Sociedad lo mantiene. Los clubes supusieron que todo el mundo podía buscar información sobre el contrincante en internet y dejaron de editarlos. Como con tantas otras cosas que se suponen, al final prácticamente nadie mira en internet y la mayoría llega hoy al estadio sin saber nada del Almería.

Afortunadamente seguimos los cronistas de la previa, aunque como ustedes bien saben a menudo nos vamos por los cerros de Úbeda, se nos come la falta de espacio y acabamos por no contar nada del rival. Sí, hoy nos visita el Almería, y aunque pasen mil años siempre será el equipo al que Riganò endosó un hat-trick; siempre será el partido en que el albañil de Mesina, para celebrar el tercer gol, volteó literalmente a Bruno Cirillo -que luego se dedicó al noble arte de la pornografía-. Parece que haya pasado una eternidad, pero sólo son diez años. El Llevant acabó la temporada colista, con una puntuación irrisoria, y el Almería, octavo. Tras el desastre deportivo quedó al descubierto el abismo económico al que Villarroel abocó al club para financiar nuestros sueños de grandeza. Y el decano del fútbol valenciano estuvo en un tris de desaparecer. Aquel Llevant tenía un claro poso itálico, con, también, Storari, Tommasi y el míster Gianni de Biasi, que no fue capaz de revertir la situación.

El Almería descendió en 2015, el curso pasado salvó la categoría sobre la bocina y ahora se encuentra en descenso junto a otros ilustres como Rayo y Mallorca. Su visita y la depresión en que anda instalada su hinchada, debería hacernos comprender cómo de difícil es el mundo del fútbol (por si no lo sabíamos) y el mérito enorme que tiene la gestión del Llevant 2016-17 y, en general, con excepciones y matices (algunos de enjundia), el de la última década, la mejor, con diferencia de la historia levantina, justo desde aquel hat-trick de Riganó ante el rival de hoy. Una época liderada por Quico Catalán, con defectos y errores, que aquí siempre hemos denunciado, pero con una eficacia y una capacidad de trabajo superlativas.

Cuando duden de la bendición que Catalán representó para el Llevant miren a su alrededor, anoten cuántos históricos clubes hundidos, cuántos porfían por volver a ser lo que fueron, y recuerden que este Llevant (que si vence hoy tendrá pie y medio en Primera) pugna por establecerse para los restos entre los grandes de nuestro fútbol. Algo que no podían soñar ni los más viejos del lugar.

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