El Levante UD va como un tiro. Anda disparado hacia la Primera división. El equipo de Muñiz disfruta, además de una renta brutal de puntos sobre el resto de conjuntos de Segunda, de lo que llaman «La suerte de los campeones». Ayer, derrotó al Mirandés gracias a un gol de penalti marcado por Roger cuando pasaba de la hora, y volvió a tener la suerte como gran aliada ya que, en la última jugada del encuentro, el rival estrelló un balón en el poste.

Pese a que Roger ya había fallado un penalti en el partido, el delantero del Levante UD, que ya acumula 20 goles en la Liga, volvió a asumir la responsabilidad y pidió el balón cuando el árbitro volvió a señalar los once metros con el tiempo reglamentario cumplido. Roger, tras una paradinha, no falló. Y engañó esta vez al portero Roberto.

Hasta ese momento, el guión del partido volvió a ser calcado al resto de la temporada. Solo que, en este caso, el conjunto azulgrana se adelantó en el marcador al beneficiarse el central zurdo Chema en el segundo palo de una buena jugada por la derecha de Jason (m. 9), y empatar en la segunda mitad Sangalli (m. 65) tras una mala disposición defensiva de los centrales granota.

El Levante UD volvió a ganar con más sufrimiento de lo esperado. Pese a su condición de colista, el Mirandés plantó cara al sólido líder de la categoría. La Segunda división es una categoría agónica, y el conjunto «granota» está abonado al sufrimiento. Pero, pese a que cada victoria cuesta lo suyo, y se suda para lograrla, el Levante siempre lleva la iniciativa. Ayer, el conjunto de Muñiz se mostró firme en defensa y dejó el mando de las hostilidades a Espinosa en zona de tres cuartos. Se elaboró bien, se tocó con criterio, pero faltó el empuje final cerca del área. Y eso que Roger siempre se ofreció. Pero sin acierto. Tampoco el Mirandés realizó un despliegue futbolístico destacado, sino que más bien trató de mantener sus líneas juntas atrás y trató de aprovechar alguna jugada como la del tanto de Sangalli en el segundo tiempo. Sin embargo, la dinámica ganadora, esa que lleva el Levante, y la suerte de los campeones, permitió que el partido volviera a caer del lado azulgrana en la recta final del mismo. Con esa sangre fría de Roger que sabe a ascenso.