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Un partido trampa

La derrota en Getafe representó un toque de atención superlativo a una plantilla que se ve ya ascendida y también a un entrenador que esta vez se mostró sin ideas ni alternativas ante un rival que fue, sencilla y preocupantemente, muy superior. Venimos alertando hace semanas sobre una escuadra blaugrana poco competitiva y peligrosamente confiada, y enumerábamos (tan lejos como la semana pasada) una serie de motivos por los cuales seguir profiando en cada lance de cada encuentro con intensidad y convicción.

En el coliseo azulón el Llevant fue una caricatura de si mismo: el centro de la defensa se vio desarbolado (con la incomprensible suplencia de Róber, el zaguero que mejores prestaciones ha mostrado durante el año); el lateral izquierdo de Toño y Morales fue una autopista para el rival (y sin embargo Iván fue el sacrificado); la medular no tuvo capacidad de oxigenar al equipo ni de alimentar a los atacantes, con Campaña e Insa desconocidos, y con Verza sentando en el banquillo (para asombro de propios y extraños) a Espinosa y Casadesús. ¿Qué fue de Rubén García? Es alarmante que con Morales y Montañés ofreciendo tan poco durante toda la campaña el de Xàtiva no cuente ni como revulsivo, cuando el fútbol más brillante del año ha llegado con él sobre el césped. Muñiz sabrá a qué obedece todo ello.

Afortunadamente los rivales también pinchan y el Llevant sigue con sus opciones intactas, pero no perdamos la perspectiva. Si hoy se impone a un Reus que destaca por su solidez defensiva y no será una perita en dulce, se situará a 13 puntos del Girona y a 21 del tercero, lo cual, cuando quedan 24 en disputa, podría acelerar el ascenso matemático. Pero es un partido trampa, ya que una derrota dejaría a Tenerife y Getafe a 18 y el ascenso matemático, a seis goal average aparte. La congoja podría hacer acto de presencia, ante el calendario que se presenta: Cádiz, Oviedo, Rayo, Girona y Tenerife. No se puede exigir al Llevant que ofrezca hoy un gran fútbol, pero sí que vuelva a ser ese once aguerrido que se juega la vida en cada balón y que busca la victoria por lo civil o lo criminal, que vuelva a ser el líder de ambición desbocada que ha sido todo el año. Y que venza para abordar los próximos cinco partidos sin el temor a una pájara dramática. Y a Muñiz, que sea valiente y haga justicia con las prestaciones de cada futbolista, sin mirar linaje ni ficha anual. Por su bien y por el de todos.

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