El gato subirá a la palmera, pero será poco a poco. El Levante UD dejó escapar ayer, en un mal partido ante el Reus, dos puntos para acelerar el esperado ascenso.

Del primer tiempo poco, prácticamente nada, fue digno de rescatar. El primer disparo entre los tres palos del Levante UD llegó pasada la media hora de juego: un chut sin fe de Campaña. Fue la aproximación azulgrana más peligrosa en los primeros 45 minutos. Un balance escaso para el líder de la categoría. Para entonces, un chaparrón se había encargado de enfriar los ánimos en Orriols, con ganas de no prolongar el suspense y certificar lo antes posible el regreso a Primera.

Sin embargo, como en las últimas jornadas, el Levante UD se desdibujó sobre el césped. En defensa, Chema y Postigo respondieron con seguridad a los intentos del Reus de jugar a su espalda. Insa, por delante de los centrales, demostró que en esa posición es más provechoso que cuando se disfraza de mediapunta. No obstante, ahí radicó el problema de los granotes. Entre líneas, ni Campaña ni Espinosa contaron con la inspiración para abrir una brecha entre la muralla del Reus. Montañés, de vuelta al once, y Jason, tampoco hallaron espacios para desbordar.

La rocosidad de ambos equipos provocó que el primer acto acabase sin pena ni gloria, con miles de jugadas inacabadas en zona de nadie y a la espera de que el Levante UD se lanzara a por el gol.

Sin embargo, el equipo de Muñiz, confiado y tranquilo, se desmelenó muy lentamente. El paso por los vestuarios, sin cambios en los banquillos, apenas varió el guión de la segunda mitad, bastante más trabada por las interrupciones del juego y las pérdidas de tiempo.

El Levante UD lo intentó de manera demasiado inocente, aunque al Reus cada vez le costaba más recuperar el aliento tras la presión. Las bandas empezaron a ser una oportunidad para los extremos levantinistas, infrautilizados. Un centro bombeado de Campaña, en el minuto 57, no encontró el remate de Espinosa, poco habituado a las lides del área pequeña. Fue el primer susto para los tarraconenses.

Muñiz quiso introducir algo de vértigo al partido y apostó por Morales y Casadesús para jugar con un 4-4-2. Montañés e Insa se fueron al banco con cara de pocos amigos. Fue Morales el que, desde la izquierda, buscó a Jason cerca del segundo palo. Faltaron centímetros para una conexión que se buscó mas veces.

El encuentro se fue rompiendo con el paso de los minutos y aparecieron los desajustes. El Reus, cansado, pretendió ralentizar el juego y el Levante UD insistió en lo contrario. Con Casadesús en el terreno de juego, la zaga rival quedó fijada delante de su propia área, dispuesta a resistir. Toño y Morales cargaron por su costado, pero sin eficacia, dejando escapar dos puntos que pueden retrasar el ascenso. En el descuento, Verza envió un balón a la escuadra en una falta, pero Badía sacó una mano prodigiosa que evitó la victoria levantinista.