El Levante UD se proclamó ayer campeón de Segunda División, a falta de tres jornadas para el final de la competición, gracias a un aburrido empate en el Heliodoro Rodríguez López. El conjunto azulgrana cosechó un punto gracias a su aplomo y la falta de ambición del Tenerife, que dio por buena la igualada en su lucha por la promoción de ascenso y sólo apretó en los minutos finales en busca del gol. Eso sí, los granotes desperdiciaron la ocasión de pasar a la historia porque, tras este resultado, ya no podrán batir el record de puntos del Deportivo de Oltra. La marca se quedará en 91.

De inicio, el Levante UD cedió todo el peso del partido al Tenerife. Era lógico. Sin embargo, probablemente por la importancia de los tres puntos, los locales acusaron en exceso la tensión propia de estas alturas de la temporada. Aunque los insulares comenzaron más intensos, lo cierto es que ambos equipos fallaron mucho, demasiado. El balón parecía un elemento del juego rebelde, sin dueño, a pesar de que Muñiz apostó por montar una alineación llena de jugadores «peloteros». Verza, Espinosa y Rubén, junto a Lerma y Morales, completaban un centro del campo que nunca llegó a conectar con Roger, desasistido en las inmediaciones del área.

En pocos minutos, el encuentro se convirtió en un mero intercambio de intenciones, pases erróneos, posesiones deslavazadas y contragolpes rápidos pero ineficaces. Los nervios del Tenerife contra la poca ambición del Levante UD desembocaba en un empate a nada. De hecho, el conjunto azulgrana se marchó al descanso sin disparar a puerta, con solo una aproximación de Morales y Espinosa por la banda izquierda como única recompensa a 45 minutos muy grises en el apartado ofensivo.

Por el Tenerife, «Choco» Lozano fue el futbolista más activo en el primer acto, aunque Chema y Róber, de nuevo en la posición de central, neutralizaron con solvencia sus apariciones. Oier, muy atento, solo tuvo que intervenir en una ocasión para atajar un remate de Lozano en un mano a mano clamoroso. Fue la única jugada en la que falló la vigilancia sobre el nueve de los «chicharreros».

El meta vasco, poco exigido en la primera parte, recuperó la titularidad con la intención de demostrar que tiene un sitio en Primera División, casualmente en la semana en la que Muñiz ha anunciado que prefiere tener tres guardametas para la próxima temporada.

Poco antes del descanso, el Tenerife reclamó penalti. Chema empujó a Lozano dentro del área, pero el colegiado no consideró falta la acción.

En la reanudación, el guión del partido apenas varió. Muñiz dio entrada a Campaña y el conjunto de Orriols ganó en la posesión del cuero, pero muy lejos de las zonas de peligro. Por contra, los de Martí, preferían mantenerse agrupados a la espera de poder jugarse los tres puntos en los últimos minutos. El punto no era malo para ninguno de los dos.

Y así fue. Los tinerfeños dieron un paso al frente, algo tímido, a falta de media hora. Verza, otra vez desbordado, dejó sitio a Casadesús en el intento de encontrar a Roger. No obstante, para entonces el equipo canario ya dominaba el choque y los azulgrana se limitaban a defenderse. Poco más.

En los últimos diez minutos se concentraron todas las ocasiones de gol. Rubén remató demasiado cruzado con la izquierda tras una buena jugada de Toño y Morales. Fue la única jugada de ataque clara de los de Orriols. Poco después Gaku remachaba al palo un centro lateral y, a continuación, ya en el tiempo de descuento, Cristo estrelló en la cruceta un derechazo que levantó a todo el estadio. El Levante UD no será de récord, pero ya es el campeón de Segunda.