El levantinismo reflejó ayer el estado de felicidad en el que vive. Todas las secciones del club, todos los equipos, desde los más pequeños hasta el primer equipo, se reunieron en el Ciutat de València en un acto pleno de emotividad.

Fue con motivo de los Premios Manu de la Paz, el exfutbolista cadete fallecido en 2014, a los 17 años, a causa de una leucemia. Qué mejor forma, pensó el club, de homenajear al canterano jienense que con los reconocimientos académicos y humanos a todos los conjuntos de la escuela.

Fue, en realidad, un homenaje a Manu de la Paz y al propio levantinismo, dichoso con su crecimiento y, al mismo tiempo, cercano con su gente. Un club modélico, especialmente, en el aspecto social. «El Levante UD es una familia» no es una frase inventada porque sí.

El club aparcó ayer el balón y llenó la tribuna con los padres de sus canteranos. Repartió nada menos que 94 premios, todos para recompensar los valores del compañerismo y del esfuerzo. Los valores personales que hacen grandes a los equipos.

Los momentos más emotivos llegaron con el recuerdo a Manu de la Paz -su madre y su hija estuvieron en la grada- y a Edu Valverde, miembro del Masclets recién fallecido. La noche se cerró con el reconocimiento al ya expresidente de la Fundación, José Manuel Fuertes, acompañado de toda su familia en el escenario. Antes, el capitán del primer equipo, Pedro López, había recibido su galardón, también, por sus valores humanos.