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«Blanquinegres», al fin

«Blanquinegres», al fin

El Llevant FC nació blanquinegre y, aunque desde la campaña 26-27, la equipación oficial fue blanquiazul con calzón negro, la memoria del club fue albinegra siempre. Incluso cuando vistió de blanco y azul la prensa se refería a los levantinos como «las filas blanquinegras», «el equipo blanquinegro», «las camisas blanquinegras», «los blanquinegros», etcétera. Y no solo respecto al team de fútbol, sino también a las secciones de hockey o natación. En 1935, en el partido de homenaje a Juan Puig, los periódicos hablan del equipo blanquinegro. Dos cosas están claras: que el Llevant comenzó a usar el blanquiazul desde 1922, esporádicamente y alternando con el blanquinegro, tal vez como segunda equipación, y que en el imaginario colectivo el Llevant siempre fue blanquinegro. Tanto es así que en los escudos de las peñas posteriores a la fusión apenas aparece el blanquiazul como referencia a la rama marítima del club.

Desconocemos con certeza el porqué del blanquinegro, pero podemos aventurar una hipótesis: desde 1905 el FC Cabanyal vistió de blanco completo con una franja diagonal negra (y a veces encarnada). Cuando, entre 1908 y 1909, el club cambió de denominación y se inscribió como «Foot-ball Club Levante», mantuvo los colores pero los convirtió en tres franjas verticales sobre fondo blanco y pantalón blanco. Así aparece documentado. Es curioso, sin embargo, que en la foto de equipo más antigua que conservamos, José Ballester Gozalvo, su gran impulsor, presidente, zaguero y capitán, tal vez para destacar esta condición, es el único que viste calzón negro. En 1919, con el reimpulso que para el club representó la presidencia de otro defensor de época, Alfonso Pallàs, hubo un restyling: se adoptó definitivamente el pantalón negro y se optó por una zamarra de anchas franjas. La posterior incorporación del blanquiazul es un misterio. Sabemos que fueron los colores del Levante Hockey Club, inspirados en la cruz azul sobre fondo blanco del pabellón marítimo de Valencia, que enseñas blanquiazules se usaban para decorar las calles en algunas fiestas populares del Cabanyal y que algunos de los impulsores del Llevant estuvieron vinculados a la historia del Club Náutico, cuya bandera es, también, la cruz azul sobre fondo blanco. Sin embargo no existe una explicación oficial. Tal vez fue sencillamente, como apuntan algunos hijos de históricos futbolistas, porque las camisetas blanquinegras siempre estaban descoloridas y el negro quedaba feo tras unos cuantos lavados.

La historia de los clubs de fútbol y sus símbolos están llenos de anécdotas así. La Juve, por ejemplo, viste de blanquinegro porque el rosa original desteñía y un empresario textil británico decidió enviar otras camisetas. ¿Quién sabe si tal vez, de repente, no había forma de conseguir camisetas blanquinegras? ¿O si eran más caras? El Llevant FC, como el Llevant UD, siempre fue un club un tanto desastre, acuciado por las urgencias del día a día, poco pendiente del protocolo y la estética. Tal vez algún día, dentro de cien años, alguien se pregunte, sorprendido, por qué el club granota renunció durante años a la camiseta blanquinegra, símbolo del decano del fútbol valenciano, o cómo es posible que la mayoría de las actas y documentación, que durante décadas custodió celosamente Salvador Mas, acabaran en un contenedor durante las reformas del palco VIP.

El jueves el club daba la noticia más esperada: al fin se recupera, ojalá que para siempre, el blanquinegre. La excusa para su exclusión hasta la fecha es fútil: que la equipación no es útil a menudo para substituir al blaugrana, pero para solucionarlo basta con usar, cuando sea preciso, el pantalón blanco, más clásico aún.

La razón real es muy distinta: desde el club ha existido cierto reparo en los últimos años en reivindicar su tradición cabanyalera y con ello ha desaprovechado el activo comercial con más potencial que tiene. Seguro que el vídeo L´herència del sentiment, que ha llegado al alma de tantos levantinos, es un punto y aparte, un volver a empezar. Y que, en adelante, el club seguirá unido y fuerte, orgulloso de su alma dual, fluvial y marítima, sin ningunear jamás sus orígenes.

Lo cierto es que las equipaciones clásicas diseñadas por Macron y sancionadas por el club no pueden ser más acertadas, tanto en blaugrana, como en blanquinegre. El diseño (con la subjetividad que siempre rodea cualquier juicio estético) es magnífico, incluidos detalles como el ribete del cuello o los escudos de Llevant FC y Gimnàstic. Más discutible es la maglia rosa; y sin embargo su carácter solidario en la lucha contra el cáncer es una iniciativa encomiable del club, como mantener la Senyera. Dicho esto, esperemos disfrutar con un Llevant blaugrana y blanquinegre y, de forma muy esporádica, en rosa y senyera. De momento, el martes brindaremos por el 80 aniversario de la Copa del 37.

Taronja. En un Bombeja anterior afirmé que el Llevant fue pionero en el uso del taronja en la camiseta, en la temporada 82-83, en el marco de un episodio en el cual se pretendió cambiar el nombre del club por Naranja FC, algo tan esperpéntico como poco conocido. Aunque el Valencia CF no popularizó el taronja hasta 1998 sí es cierto que lo usó puntualmente ya en el 74. Agradezco al camarada Vicent Chilet su aclaración.

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