A falta pocas jornadas para terminar la competición liguera, tras una segunda vuelta de lo más irregular y la mayoría de nosotras, las jugadoras del Levante UD, con la mente ya en el primer partido de Copa de la Reina, al salir del gimnasio una mañana como otra cualquiera, recibí una llamada totalmente inesperada.

Dicha llamada era para plantearme un proyecto que me ilusionó con prácticamente la primera palabra que dio inicio esa conversación. Y es que a veces no hace falta mucho para saber que lo que te están contando te interesa y te mantiene en vilo conocer aquello que quieren presentarte.

Era una oferta deportiva y aunque llegaba muy pronto para lo que quedaba todavía de temporada, no me negué a escucharla. Sí es cierto que mis palabras se dedicaron en todo momento a decir lo contenta que estaba en el club granota y que mi mente únicamente estaba puesta en ese club como mínimo hasta que terminara toda competición oficial.

En València estaba bien. Era una ciudad que me gustaba. Defendía los colores de un club con unos valores fantásticos, una afición que me quería con locura, y orgullosa digo que era recíproco. Con mi familia cerca, en Teruel, algo que siempre ha sido importante para mí a pesar de que mi debut en Primera División fue con 16 años y a raíz de eso salí de casa llenando mi currículum deportivo de viajes y experiencias que jamás olvidaré gracias a que nadie me regaló nada.

En mis planes, por lo tanto, no estaba mudarme de nuevo, pero los esquemas están para romperlos, y eso hice. O mejor dicho, eso me hicieron hacer. Tras aquella llamada, mi cabeza empezó a darle vueltas a todo lo que querían hacer en este club, y no solo era el qué, sino la manera como me lo transmitían. Y es que hay gente que con el tono de voz y el ímpetu con el que te hablan te trasladan sus ganas por hacer algo bonito.

Y es que cuando menos te lo esperas tu vida da un giro. Como cuando de pequeña en clase te encuentras con un compañero nuevo porque sus padres han decidido mudarse de barrio. Esta era yo hace mes y medio. Empaquetando maleta tras maleta, y cargando el coche hasta no dejar hueco para un largo viaje.

Mi nuevo club es el Málaga CF. Nuevo retos, nueva motivación y una nueva oportunidad para crecer como persona y deportista. Os contaré cómo es volver a entrar a un nuevo vestuario, y aseguro que lo haré desde la admiración que siento hacía mi nueva familia, mis compañeras, cuerpo técnico, directivos y afición.