El Betis se vuelve a cruzar en el camino y siempre nos recuerda aquella ocasión decisiva para la historia reciente del club granota. Primavera de 2010. El levantinismo aún se relame por haber podido celebrar el centenario sin que la herencia envenenada de Villarroel haya provocado su desaparición. Contra todo pronóstico, Luis García y sus chicos llegan a la antepenúltima jornada con muchas opciones de ascender. Si vencen al Real Unión, en zona de descenso, y al colista, ya en 2ª B, estarán matemáticamente en Primera. El último partido en el Villamarín sería ya intrascendente. Pero los blaugrana fallan en Irun (2-1) y hielan la sonrisa de la hinchada granota desplazada. Ya no dependen de sí mismos para ascender en Orriols ante un Castellón hundido en el desánimo. Un nuevo error no entra en la cabeza de nadie, como que el Betis no gane en el Helmántico o el Hércules ante el Rayo. Pero el Betis pincha y el Llevant es de Primera, con su 3-1. Lo oímos todos por la radio, justo antes de saltar a la hierba de Orriols, enloquecidos, para celebrar la gesta del segle: el ascenso en la temporada del centenario, con uno de los presupuestos más bajos, en plena ley concursal.
Si el Betis hubiese vencido en Salamanca, el Llevant se hubiese presentado en el Villamarín a jugarse el ascenso a una carta. Aquel partido cambió la historia granota. El Llevant ascendió y pudo acelerar la recuperación de la masa social y la estabilidad financiera. Ni el propio Quico se atrevía a verbalizar que ese sueño podía hacerse realidad en la previa del triunfo ante el Hércules, que permitió descongelar la utopía. Al final hubo que pellizcarse y aquella jornada de transistores, con el Betis en el oído y un débil Castellón enfrente, dio inicio a una nueva era en la historia levantina, un giro copernicano, el cambio de rumbo deseado desde un siglo atrás.
Han pasado ocho temporadas. Llevant y Betis pugnan hoy por seguir en la parte alta de la tabla de Primera. Los verdiblancos han confeccionado una buena escuadra, a las órdenes de Setién; con Camarasa, hoy lesionado, en la medular, y con Feddal como jefe de la defensa. Tres exgranotes. Y Sergio León, que pudo serlo, en punta. Zou se las verá con Alegría, cedido por el Betis y que viene de disputar, ante la Real, su mejor encuentro. Hasta el momento no ha ofrecido goles, pero sí oficio de zapador para que los marquen otros. El Llevant tiene dinamita arriba, aunque Roger, y ahora Jason (32 goles entre ambos en Segunda), estén en el dique seco. Ellos dos, Lerma e Iván pueblan la enfermería granota. Cuatro futbolistas que se sacrifican, como Alegría, por sus compañeros; que priorizan lo colectivo a lo personal, cuya actitud solidaria es y debe seguir siendo la seña de identidad de este Llevant. Mucho ánimo a los cuatro. Y a los que hoy se fajarán para continuar invictos, como el Barça, el Atlético y el Valencia (a la hora de escribir la columna).
