Si en la Real Federación Española de Fútbol hay alguien encargado de hacer desaparecer la Copa del Rey, va por buen camino. Girona y Levante UD perpetraron anoche un partido sin tensión competitiva ante poco más de 5.000 espectadores con el único interés de conocer, por fin, el estado de forma de los futbolistas menos habituales en ambos equipos, las famosas rotaciones. La clasificación para los octavos de final fue lo de menos.

La oportunidad, eso sí, la aprovecharon algunos -no todos- jugadores del Levante UD. Entre ellos Boateng. El ghanés rompió el maleficio de los delanteros granotes al filo del descanso, cuando definió con paciencia y calidad una buena asistencia de Morales. El tanto, en los peores minutos del equipo de Muñiz, fue todo un alivio para el ex del Moreirense, el banquillo y la dirección deportiva del club de Orriols, representada por Tito y Carmelo del Pozo en Montilivi. Pudo ser mejor, porque Boateng dispuso de otra ocasión casi calcada a la del gol sólo unos minutos después. Esta vez, sin embargo, el africano estrelló el balón contra el portero local.

Fue lo poco que se salvó del Levante UD en una floja primera parte, en la que el Girona, casi sin querer, sumó más méritos que los valencianos para adelantarse en el marcador. Oier, de hecho, fue uno de los fichajes que mejor rendimiento ofreció, pese a que su primera intervención destacada fue al inicio de la segunda parte, una gran parada de reflejos ante un remate a bocajarro de Ramalho.

Por lo demás; Shaq estuvo superado en todo momento por Mojica, Cabaco se mostró dubitativo en el centro de la zaga, Doukouré no encontró el sitio, Lukic pasó desapercibido y Samu lo falló todo. Si a ello se le añade que no fue el mejor partido de Morales y que Bardhi desapareció a los quince minutos, el encuentro dejó escasas conclusiones respecto a los futbolistas menos habituales en los onces iniciales de López Muñiz.

Por otra parte, la diana de Boateng, en el primer disparo a puerta de los levantinistas, parecía encarrilar la eliminatoria en favor del Levante UD, sobre todo porque el Girona de Machín reaccionó de forma tímida en busca del empate. La mejor ocasión de los gerundenses llegó en el arranque de la segunda parte, cuando Róber perdió una balón dentro del área ante la presión de Olunga, que sirvió en bandeja la igualada a Marlos. El colombiano, algo forzado, falló en el remate en el área pequeña con Oier ya vencido.

Por contra, el Levante UD, haciendo muy poco de medio campo hacia arriba, logró sentenciar el partido, y probablemente la eliminatoria, en un saque de esquina a falta de media hora para el final. Doukouré, con un imponente testarazo, sorprendió a Bounou, que no pudo evitar el segundo gol granota.

La entrada de Lerma, Ivi y Chema al terreno de juego inyectó serenidad a los azulgrana, que frenaron las embestidas de los de Montilivi. A ello contribuyó en gran medida Oier, muy entonado durante toda la noche. El partido acabó con una pequeña tangana tras crecer en agresividad en los últimos minutos.

Un fichaje inminente

El Levante UD espera cerrar en las próximas horas la incorporación de un futbolista que refuerce la plantilla, aunque aún no tiene el visto bueno de la Federación. La intención del club es que pueda, incluso, estar disponible para el próximo partido en Eibar. Muñiz apuntó hace unos días que consideraba «cubierto» el lateral derecho.