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El lugar perfecto para volver a ganar

El lugar perfecto para volver a ganar

Han pasado más de doce años, que se dice pronto, desde que Rafa Lahuerta nos regalara en estas mismas páginas un texto delicioso: «Un paraca en el Insular», dedicado a Salva Regües, a Pedro Sempere y a mí mismo. Es fácil encontrarlo en Google. Deberían leerlo sin demora. No les haré mucho spoiler. Sencillamente ver jugar a Wilkes una última vez, de blaugrana, en 1959, le cambió la vida a su padre. Y quien sabe si al Llevant. El holandés errante se borró del partido ante Las Palmas y la escuadra granota se quedó a un suspiro de remontar la eliminatoria y ascender, algo que no sucedería hasta el 63. Desde entonces los levantinos siempre han viajado a Gran Canaria con la sombra de aquel ascenso frustrado, de aquella espantada de Wilkes. Y pese a todo el Insular se les da muy bien.

Nadie se explica los motivos por los que el Llevant atraviesa la peor racha de lesiones que se recuerda, que sin duda preocupa y mucho. Lerma ha sido el último en sumarse a esa fatídica lista -para un mes, dicen-, algo que se antoja dramático, pues el colombiano representaba el principal motivo de esperanza para revertir la actual depresión de fútbol y puntos.

Dicen que no hay mal que dure cien años. Pero no es menos cierta esa máxima marinera que conocen muchos levantinos del Cabanyal y del Grau: si no se varía un rumbo de colisión, el impacto es inevitable. Tras dos semanas seguidas entrenando -sin internacionales- es de suponer que Muñiz habrá transmitido a sus futbolistas algunas de las claves que desveló a Rafa Marín, en la entrevista para Superdeporte. Sobre todo esa intención de adelantar quince metros a todo el equipo y juntar las línias para evitar el baile sufrido ante el Girona, por ejemplo. Aunque la afición andaba -antes de la llegada de Ünal- muy preocupada con la ausencia de un ariete con gol, el gran quebradero de cabeza del míster era y es otro: frenar la sangría defensiva.

En Las Palmas hay optimismo ante el partido de hoy. Consideran al Llevant una víctima propicia para escapar de la zona de descenso y truncar la racha de derrotas consecutivas, la peor de su historia en Primera. Las estadísticas, sin embargo, no dicen lo mismo: los canarios hace dos meses que consiguieron la última de sus dos victorias en Liga y son los más goleados, 28 tantos, casi el doble que el equipo blaugrana, casi tres por partido. Con lo cual la situación parece más bien la contraria: el Llevant visita un escenario inmejorable para dar la vuelta a la situación, vencer y convencer y poner nueve puntos de por medio con un rival directo por la salvación, que cesaría a Ayestarán, siete semanas después de haberlo traído para sustituir a Márquez y sin haber sumado ni un punto.

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