El Levante no tuvo ninguna opción anoche a un Atlético muy superior desde el principio hasta el final. El conjunto granota fue un desastre descomunal en defensa y, a partir de ahí, se fue desmoronando en todas las demarcaciones, sin ningún tipo de reacción ni corrección durante el encuentro. Muy preocupante para Muñiz la enorme cantidad de ocasiones concedidas a una delantera brillante como la formada por Correa, Griezmann y Gameiro. Las líneas adelantadas del técnico asturiano, sin presionar la salida de balón de los defensas rojiblancos, fueron aprovechadas por Simeone para hurgar en la herida.

El partido se le hizo eterno al Levante, que tiene un problema muy serio en su estadio, cuando se ve obligado a llevar la iniciativa, y ya suma cuatro partidos en casa sin poder ofrecer una victoria a sus aficionados.

El Levante debe pensar en volver a hacerse fuerte en defensa en los próximos compromiso, el martes en Copa ante el Girona, y el fin de semana en Liga ante el Málaga, otro rival de su campeonato.

Tenía estudiado Simeone al Levante. Sabía cómo herirlo. A través de los pases de los centrocampistas a la espalda de la defensa granota, un flan toda la noche. Al borde siempre del fuera de juego, los delanteros rojiblancos se pusieron las botas. Primero recibió Gameiro en posición límite, tal vez en fuera de juego, llegó por el extremo derecho y su centro cantado a Griezmann lo embocó en su propia portería Róber Pier, con la zurda y el interior del pie. El central granota perdió la noción del espacio y se echó las manos a la cabeza martilleado por un error monumental. Parecido al de su compañero en la retaguardia, Chema, unos minutos después. Correa había vuelto a ganar la espalda a la defensa y encaró al portero Oier. Lo regateó hacia su izquierda, se quedó sin mucho ángulo y su tiro salió flojo. Fácil de despejar para Chema, que quiso despejar con violencia con la derecha y dejó el balón clavado a pocos metros. Listo para el gol de Gameiro.

Simeone tiene carta blanca para protestar cada acción en la que entiende que ha sido perjudicado por el árbitro. A otros, por lo mismo, les caen dos partidos de suspensión.

El escenario era el peor posible para el Levante. Debía llegar el control del juego ante un rival más feliz sin el balón y con espacio para correr a la contra. En ataque apenas se vio algo positivo: si acaso el juego de espaldas de Unal y algunas internadas de Morales por la izquierda.

Pase de Griezmann

Después de algunos partidos muy apagado, Simeone ha reactivado emocionalmente a Griezmann. Mal negocio para el Levante. El delantero francés metió dos pases parecidos e igualmente prodigiosos: el segundo acabó en un punterón a gol de Gameiro. El servicio había sido un pase en diagonal que abría en canal la línea defensiva granota. Intercambiaron los papeles poco después. El envío medido esta vez de Gameiro lo remató al segundo palo Griezmann.

El Atlético hizo sangre a la contra con un Levante sin ninguna capacidad de llegar al área de Oblak. Nano Mesa, que reaparecía, disparó desviado. Ese fue todo el fogueo de un Levante que debe reflexionar. Y volver a las señas de identidad que lo convirtieron en un hueso para los rivales en la pasada campaña.

Dos meses sin ganar en el Ciutat de València

Los aficionados granota no ven ganar a su equipo en casa desde hace dos meses. En concreto desde el pasado 21 de septiembre, cuando el Levante, eufórico entonces, batió con solvencia a la Real Sociedad (3-0). Perdió después contra el Alavés (0-2), empató con el Getafe (1-1) y volvió a caer contra el Girona (1-2). Cuatro partidos, pues, sin vencer en casa consecutivamente.

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