El Levante UD no levanta cabeza. De nuevo en el descuento, el equipo de Muñiz ha encajado hoy un gol que, esta vez, ha supuesto el empate. A falta del tiempo añadido, el Levante UD tenía amarrados los tres puntos gracias al gol de Morales, de penalti, en el inicio del segundo tiempo. Cuando todo apuntaba a la victoria del Levante UD, la primera desde noviembre, todo se fue al traste en el último suspiro en un grave error de la zaga granota que Leo aprovechó para marcar. El empate, insuficiente para el Levante UD, vuelve a dejar a Muñiz y al equipo en una situación delicada.

En la primera parte, el conjunto granota apenas creó ocasiones de gol. Sólo dos remates de Pazzini, de nuevo titular, inquietaron a la defensa del Espanyol. El Levante UD saltó al campo con dos delanteros. Al italiano le acompañaba Sadiku, pero entraron poco en juego. El Espanyol fue el que se hizo con el control del juego y de la posesión. Los de Quique trataron de someter al Levante UD con jugadas largas y centros laterales en busca de Gerard Moreno y Leo, pero el Levante UD se defendió como pudo, encerrado en su campo, a la espera de alguna ocasión en ataque. Mientras el Espanyol se desesperaba, sin generar ocasiones claras, Pazzini, con un remate por arriba y una estirada llegando desde atrás al segundo palo, fue el que protagonizó lo más peligroso de los locales. Además, el Espanyol se vio obligado a cambiar de portero después de que Diego López chocara con Sadiku y quedara tendido en el campo afectado por el fuerte golpe en la cabeza.

Tras el descanso, el Levante UD salió envalentonado, con Boateng en el césped por Sadiku. Ivi lo intentó en una falta peligrosa y en el siguiente saque de esquina, Marc Navarro agarró a Cabaco dentro del área. El penalti, claro, lo transformó Morales en el 1-0 para desatar la alegría en el Ciutat de València. A partir de ahí, el Espanyol volvió a retomar el mando del partido y comenzó el sufrimiento. El equipo azulgrana se atrincheró atrás, a la espera de una contra, mientras los de Quique se volcaban en busca del empate. Los persiguieron con centros y balones bombeados al área que la defensa azulgrana, viviblemente nerviosa, despejó con muchos problemas. Los últimos cinco minutos fueron de máxima tensión en Orriols. El estadio contenía la respiración en cada jugada hasta que en el 90 llegó la jugada del empate. Jurado centró templado al corazónd el área para que Leo Baptistao igualara el encuentro y hundiera en la depresión al levantinismo. Otros dos puntos vitales que se escapan en un Orriols que ovacionó el esfuerzo de sus jugadores, pero que sigue inquieto por el futuro más próximo.