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Un Llevant distinto e ilusionante

Un Llevant distinto e ilusionante

S úper López lo consiguió. Debutó con victoria en el coliseum, donde muy pocos lo habían conseguido, y acabó con la maldición de quince partidos sin ganar. Le honra su generoso detalle de compartir el éxito con Muñiz. Sin embargo lo cierto es que al fin se pudo ver a un Llevant distinto y mejor; al fin hubo un cambio de rumbo y, sobre todo, una victoria, de nuevo. Fue un detalle elegante con quien le precedió. Aparte de eso el cambio fue sustancial, aunque no tan evidente en la primera parte, donde aún se vislumbró el rastro de la habitual fragilidad defensiva que hizo temer lo peor.

Pero el equipo era otro, a todas luces. Como había permitido intuir el de Silla la escuadra blaugrana jugó a tener la posesión y la iniciativa, a intentar controlar el partido lejos de Oier. En la segunda mitad, lo bordó. Y durante todo el encuentro el balón parado generó, al fin, sensación de peligro. Estos dos conceptos, claves en la victoria en Getafe, son la base del Llevant que veremos hoy y hasta final de temporada: posesión de balón y estrategia. A veces saldrá bien y otras no, pero el equipo, al fin, juega a algo reconocible.

A pesar de las ocasiones de gol azulonas en la primera mitad, el control del partido en la segunda fue escandaloso. Tanto es así que desde el minuto 77 en que Coke hizo estallar de júbilo al levantinismo con su facsímil invertido del gol anulado en Mestalla, el Llevant mató el encuentro, con una mezcla de antifútbol italiano y largas posesiones guardiólicas, hasta desesperar a los de Bordalás.

Hubo otros tres aspectos que consolidaron el balsámico triunfo: la agilidad de López para refrescar al equipo, la flexibilidad para readaptar sobre la marcha las necesidades del once y el rescate de algunos futbolistas, el más llamativo el de Campaña. Los aspectos psicológico y emocional han funcionado, también, desde el minuto uno.

En definitiva: que nadie ose minimizar el mérito del nuevo míster. La apuesta de López está en las antípodas de la de Muñiz y su éxito tiene claves que merecen ser destacadas y puestas en valor para salvar la temporada y encarar el futuro desde Primera, aprendiendo de los errores.

En todo caso «un oronell l'estiu no denuncia» y el 0-1 de Getafe sólo debe ser el inicio de una trayectoria y una vocación futbolística que pueden consolidarse hoy frente al Eibar de Mendilibar, el primer entrenador cesado post-Villarroel.

Por el momento López y un equipo con renovadas energías han conseguido devolver la ilusión a un levantinismo que pretende meter, hoy viernes, 20.000 almas en un Orriols envuelto en un sugerente juego de luces (al final del túnel). Y hasta las peñas organizarán un recibimiento al equipo. La victoria se antoja trascendental para volver a mirar al futuro a los ojos.

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