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'Riuraus' que se caen a trozos

Las construcciones más tradicionales de la comarca carecen de una figura genérica de protección y restaurarlas es para sus propietarios una ruina

Un patrimonio tradicional de la Marina Alta que está en peligro.«Riurau» situado en la partida del Pujol de Xàbia.«Riurau» de Benitatxell con un tramo hundido.«Riurau» de Lluca, en Xàbia, también abandonado.

El «riurau» forma parte del ADN cultural y arquitectónico de la Marina Alta. Pero cada una de estas construcciones es un mundo. Sobre todo en protección. Queda al albur de los ayuntamientos incluirlos o no en los inventarios de bienes protegidos. El interés por preservarlos va a más. Alcalalí, por ejemplo, cataloga en su nuevo PGOU 16 «riuraus», de los que cuatro están en ruinas. Además, iniciativas como la de la Ruta de los Riuraus, en la que participan 12 pueblos de la comarca, dan valor a un patrimonio ligado a la tradición agrícola que hasta no hace tanto se miraba con un pelín de recelo. Estas sencillas construcciones remiten al duro trabajo en el campo.

Arqueólogos consultados por este diario han coincidido en que el interés por salvar los «riuraus» choca con la falta de una figura genérica de protección. La idónea sería la de bien de relevancia local, que sí se ha aplicado ya a algunas de estas construcciones. Sus propietarios pueden, en ese caso, desgravar a Hacienda los gastos de conservación.

Los «riuraus» públicos, como el del Senyor de Benissadeví de Jesús Pobre o el de l'Arnauda de Xàbia, se aguantan en pie sin problemas. Pero no ocurre lo mismo con los privados. El de Pinella, en la Xara, está muy deteriorado y eso que es uno de los «riuraus» más peculiares, ya que no tiene arcos, sino un entablamento sostenido por columnas de piedra calcárea picada. Otro «riurau» que se cae a trozos se halla en la partida del Pujol de Xàbia. Está anejo a una casa también en ruinas del siglo XVIII. El «riurau» de la Torra, en el Poble Nou de Benitatxell, está también parcialmente hundido. Tenía once ojos y pilares de piedra tosca.

Algunas de estas construcciones están abandonadas. Restaurarlas vale un dineral. Sus dueños son reacios, porque además no ven claro que nuevo uso les pueden dar. De ahí que, según los expertos consultados, urja encontrar una figura de protección que garantice ayudas para rehabilitar los «riuraus». O eso o resignarse a que sólo sobrevivan los «riuraus» públicos, los convertidos en museo (el del Bancal Roig de Teulada), los reutilizados para otro uso (el del Primo de Parcent es una bodega y el de la Solana una casa rural) o los reconvertidos en almacén de aperos de labranza (el de Cirera de Gata o el de Canor de Benissa).

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