A Khrystyna Savenchuk, la joven de Xàbia de 15 años que el pasado 20 de mayo salió de casa para ir al instituto y ya no se supo de ella, se la ha tragado la tierra. Seis meses después, su desaparición, que ha causado honda conmoción en el pueblo y en su centro educativo, sigue siendo un misterio. Sus compañeros del IES Número 1 la echan de menos. No se resignan ni bajan los brazos. Ayer, «inundaron» las redes sociales con el nuevo cartel de su búsqueda. El mensaje corrió a toda prisa por los wasaps y el facebook. El propio director del centro, Vicent Chorro, animó a los alumnos a que esa llamada de búsqueda «llegue a todas partes».

Los estudiantes realizaron una concentración en el patio del IES Número 1. «La comunidad educativa tenemos la obligación de manter vivo el recuerdo», afirmó Chorro, que recordó que ayer mismo se celebraba el Día Internacional de los Derechos del Niño y que el próximo 25 se conmemora el Día Internacional contra la Violencia de Género.

Al investigar la desaparición de esta chica, salió a la luz que podía estar sufriendo el acoso de un novio que residía en Alemania y con el que mantenía contacto por internet. La menor, que es de origen ucraniano (llevaba tres años viviendo en Xàbia con sus padres), se había aislado y apenas se relacionaba con sus compañeros.

El director del instituto admitió ayer que quizás «fallamos al no ser capaces de detectar el infierno que estaba viviendo Khrystyna». Afirmó que la policía judicial está realizando una gran labor de investigación. Las pesquisas se centran en rastrear con quien mantuvo contacto la joven los días previos a su desaparición. Pero no existen conversaciones de los últimos 9 días antes del 20 de mayo. De ahí que la policía las haya reclamado a skype y a operadores de internet de Rusia (su novio es de esa nacionalidad).

Los compañeros de la joven no pierden la esperanza. «No vamos a parar de buscarte», dijo Aracely, que fue una de las tres alumnas que leyeron escritos dirigidos a Khrystyna. La concentración acabó con un atronador aplauso que simbolizaba el deseo de los alumnos de que la joven los escuche allí donde esté.