El urbanismo que conquista acantilados y laderas parece haber perdido el sentido del vértigo. Pero el peligro está ahí. Las viviendas construidas en las zonas más escarpadas (a menudo chalés de lujo) están expuestas a los deslizamientos. Ese riesgo implica un coste económico que ahora ya se puede calcular. Investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) han desarrollado un estudio pionero que evalúa el impacto económico de los corrimientos de tierra y desprendimientos en las laderas urbanizadas. Los investigadores advierten de que las pérdidas serían mayores en las comarcas de Alicante de orografía más abrupta y donde más se ha construido. Son la Marina Alta, la Marina Baixa y l'Alcoià. El mapa de riesgo señala como zonas de alto peligro el litoral y, en particular, los acantilados de las dos primeras comarcas.
El estudio, publicado recientemente en la revista Natural Hazards and Earth System Sicences, permitirá dar prioridad a las inversiones en los municipios donde las edificaciones son más vulnerables. «Es una novedosa herramienta para la gestión del territorio que ayudará a definir las zonas que requieren de una mayor atención y de una actuación más urgente al estar calculado el riesgo como valor económico y ser fácilmente comparable», indicó Isidro Cantarino, investigador del departamento de Ingeniería del Terreno de la UPV.
Esta metodología facilita, además, anticiparse a los desprendimientos e «invertir donde más urgente sea», precisó el investigador del departamento de Urbanismo de la UPV, Sergio Palencia.
En las tres comarcas citadas se da «mayor peligrosidad y vulnerabilidad» por «su situación geográfica y por su alto índice de ocupación urbanística», subrayó Eric Gielen, también del departamento de Urbanismo de la UPV, quien avanzó que en la Marina Alta, la Marina Baixa y l'Alcoià se hace «más necesaria una actuación de prevención».
