El Plan General Estructural de Dénia, que el PP intentó aprobar en pleno el pasado viernes, se sostenía con pinzas. Uno de los argumentos de la alcaldesa, Ana Kringe, y de su edil de Urbanismo, Vicent Chelet, ambos del PP, para pisar el acelerador con el documento era que contaba con 52 informes favorables. Pero el que hace 53, emitido ahora por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), es negativo. La CHJ, que depende del ministerio de Medio Ambiente, le dice al consistorio que antes de dar luz verde a la planificación estructural debe garantizar que hay agua potable suficiente y hacer estudios de inundabilidad de zonas urbanas como el Bosc de Diana o Torrecremada.

Por tanto, el Plan Estructural tropieza con el primer «no». Además, el viernes, en el pleno extraordinario convocado por la alcaldesa a 48 horas de las elecciones, el nuevo planeamiento se quedó sobre la mesa. El portavoz socialista, Vicent Grimalt, que el próximo 13 de junio será el nuevo alcalde de Dénia (fue con 7 concejales el más votado), planteó que tanto correr con el urbanismo sólo podía llevar a un nuevo fiasco. Los tribunales, de hecho, han tumbado todos los PGOU de Dénia excepto el de 1972.

Vicente Chelet, que ya no estará en la próxima corporación, indicó a a este diario que estará a disposición de todos los partidos para ayudar a desbloquear ese Plan Estructural que debe acabar con décadas de incertidumbre y provisionalidad urbanística. Chelet explicó que la conselleria de Medio Ambiente sí se había comprometido a dar luz verde a este planeamiento con la condición de que luego, en el pormenorizado, se hicieran los estudios de inundabilidad en el suelo urbano y urbanizable. Pero, precisó, ahora el ministerio obliga a aprobar antes esos estudios y a definir medidas para evitar que zonas marcadas como inundables por el Patricova se aneguen con una tromba de agua.

El nuevo Plan Estructural se queda, por ahora, en el dique seco. El nuevo gobierno local deberá ir paso a paso.