La suerte está echada. Y la suerte es un ingrediente imprescindible para que Dénia logre al segundo intento la declaración de ciudad creativa de la gastronomía. El lunes la delegación dianense defenderá en la sede de París de la Unesco la candidatura. El equipo redactor ha cambiado el enfoque respecto a la propuesta que el pasado año se quedó con la miel en los labios.
Ahora Dénia tiene más los pies en el suelo. Ya no aspira a convertirse en «faro de la dieta mediterránea». En cambio, sí involucra a toda la Marina Alta. Además, reivindica el «paisaje gastronómico» y la tradición agrícola de la comarca. La nueva candidatura dibuja un modelo de desarrollo local basado en un turismo sostenible que aproveche el tirón de la hostelería para recuperar la agricultura ecológica y de proximidad y promover la pesca artesanal.
La candidatura, impulsada por el ayuntamiento y la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de la Marina Alta (Aehtma), incide en recuperar el «bancalet», es decir, los cultivos tradicionales que, en la comarca, han modelado el paisaje (un ejemplo muy destacado son las terrazas de viñas de Benitatxell y Teulada). También aboga por comercializar especies de pesca que ahora no tienen mercado. No sólo de gamba roja vive el hombre. Además, el chef de Pego Evarist Miralles ayudará a recuperar incluso una variedad de arroz, l´arròs bombó.
La ciudad creativa ya no es una isla. La comarca se concibe como «un laboratorio creativo y de innovación» de la cocina y la alimentación.
Dénia quiere ser la novena ciudad creativa de la gastronomía de la Unesco. Se uniría a Popayán (Colombia), Florianópolis (Brasil), Östersund (Suecia), Zahlé (Líbano), Chengdu y Shunde (ambas en China), Jeonju (Corea) y Tsuruoka (Japón). Pero a otras ciudades españolas también se les hace la boca agua. También presentarán candidatura Hondarribia, Burgos y Vic.
Una de las ventajas de Dénia es que su propuesta la lidera Quique Dacosta, quien cuenta con tres estrellas Michelin. Ahora, además, la candidatura define mejor las herencias culinarias. Se echa mano de la arquitectura tradicional (los riuraus, por ejemplo), ya que respira agricultura y gastronomía.
El secretario autonómico de la Agència Valenciana de Turisme, Francesc Colomer, estuvo ayer en Dénia para apoyar la candidatura, que se presentó ante numerosos empresarios. El alcalde, Vicent Grimalt, afirmó que, aunque no se consiga la declaración de ciudad creativa, «el trabajo está ahí». Destacó que el turismo y la gastronomía «son nuestra principal industria» y «deben vertebrar la comarca». «Los municipios debemos aparcar los individualismos e ir todos de la mano», añadió.
La presidenta de Aehtma, Cristina Sellés, avanzó que el título de la Unesco sería un espaldarazo para «consolidar el sector» y «beneficiaría a toda la Marina Alta».
