Los nuevos arquitectos, esos que se empeñan en crear casas de cubos superpuestos y muros que se disuelven en cristaleras, tienen mucho que aprender de Manuel Jorge. Establecido en Xàbia en 1963 junto a su esposa, Christina Snellman, Manuel Jorge revolucionó la arquitectura local. Fue pionero en inspirarse en el paisaje. Su sentido de la geometría, trasladado también a su ingente obra pictórica, le empujó a diseñar chalés de formas casi escultóricas. Incorporó en sus viviendas celosías y muros curvilíneos. En su etapa conocida como «los azules» su arquitectura atrapa los destellos del mar. Su obra es personal y muy reconocible.

Las viviendas diseñadas por Manuel Jorge están ahí, en el paisaje de Xàbia. Su otra pasión, la pintura, sale ahora a la luz. Una muestra en tres museos y salas (la Casa del Cable, Ca Lambert y el museo Soler Blasco) recorrerá esa faceta de pintor, indisoluble, por otra parte, de la de arquitecto. La exposición repasa toda la trayectoria creativa de Manuel Jorge desde 1961 hasta la actualidad. Sus últimas obras, las de 2010 a 2015, se exhiben por primera vez.

El concejal de Cultura de Xàbia, Quico Moragues, destacó ayer que esta exposición, que se inaugura el viernes, «es un homenaje a una persona vinculada a Xàbia desde los años 60».

En la Casa del Cable, se mostrarán las últimas pinturas de Manuel Jorge, quien experimenta con la abstracción geométrica y las gamas metálicas. En el museo Soler Blasco, se podrá ver la evolución del artista, con obras que van desde 1961 a 1999. Una sala recoge la serie textil en homenaje a Christina Snellman, recientemente fallecida. Mientras, en Ca Lambert sí se vislumbra más claramente la arquitectura. Fotografías, esbozos y lienzos exploran el diálogo entre arquitectura y pintura.

La exposición reúne casi 200 obras. Es la punta del iceberg, ya que la Fundación Manuel Jorge tiene inventariadas más de dos mil.