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«Bancalet», arroz bombón y puente con Tánger, claves del éxito de Dénia

La capital de la comarca es la primera ciudad del Mediterráneo que entra en la red creativa de la Unesco

La candidatura que ha convencido a la Unesco para otorgar a Dénia el título de ciudad creativa de la gastronomía (la primera de España junto a Burgos) traspasa fronteras. Y quizás ahí radique el secreto de su éxito. Dénia olvidó el formato grandilocuente de su primer y fallido intento (entonces se presentaba como «el faro de la dieta mediterránea»). Apostó por ir de la mano de la Marina Alta (rompió la frontera del localismo) y miró más allá y planteó tender puentes culinarios con el norte de África y, en concreto, con Tánger.

Dénia se ha convertido en la primera ciudad del Mediterráneo que entra en la red creativa de la Unesco. El alcalde, Vicent Grimalt, anunció el viernes, tras hacerse público el reconocimiento, que esta misma semana se reunirá el comité asesor que redactó la candidatura. El proyecto tiene los pies en el suelo y, al tiempo, también acaricia ese sueño de dar, de una vez, sentido a una comarca donde cada pueblo ha hecho la guerra por su cuenta.

La Dénia que como ciudad creativa de la Unesco debe liderar la gastronomía en la Marina Alta reivindica el «bancalet». La candidatura bautiza así a esos productos de proximidad y ecológicos que logran el objetivo de que la cocina «se identifique con el territorio y el paisaje». La candidatura aspira a que la experiencia gastronómica entre también por los ojos. Aboga por promover el consumo de los pescados menos comerciales y que no suelen entrar en las cocinas de los grandes restaurantes. La gamba roja, claro está, es un símbolo de la gastronomía dianense, pero también están el polp sec o el eriçó, que sigue siendo una especie esquilmada (los erizos que se venden en pescaderías o se sirven en restaurantes son gallegos). La ciudad de la gastronomía se compromete a incrementar la pesca responsable y artesanal.

Otro producto que la candidatura llama a recuperar es el arroz bombón, una variedad del arròs bomba de Pego.

La responsabilidad de pertenecer al selecto grupo de ciudades creativas de la Unesco (116 en todo el mundo y sólo 18 en el apartado de gastronomía) es enorme. Dénia juega con la ventaja de tener a cocineros, como el tres estrellas Michelin Quique Dacosta o el creativo Miquel Ruiz, que crean en sus platos paisajes gastronómicos reconocibles. Son alquimistas de una cocina con gran tradición e historia.

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