Al formarse con Vicente López, Domingo Llorens adquirió finura psicológica y visión naturalista para los retratos. Su maestro fue pintor de cámara de reyes. Llorens no llegó a tanto, pero también retrató a dos monarcas, Alfonso XII y Alfonso XIII. Esos cuadros presidían el salón de pleno del Ayuntamiento de Dénia. Cuando en 1931 se proclamó la Segunda República, volaron por los aires. Se lanzaron desde el balcón del consistorio. Desaparecieron para siempre.