El misterio ha agrandado la polémica. Fue presentarse esta semana el cartel anunciador de las Fallas y surgir algunas críticas. Los festeros recordaban que al concurso del cartel anunciador se presentaron obras (las ocho que optaban al premio estuvieron expuestas en la Casa de Cultura) de más calidad y pulso creativo.

Pero hay una intrahistoria que la nueva junta local (debuta en estas Fallas) desveló ayer para acallar el lío. El concurso quedó desierto. El jurado, formado por artistas, decidió que ninguna obra daba la talla para representar a las Fallas de Dénia. Las bases dejan claro que el jurado es soberano. La junta local no podía inmiscuirse.

Pero a la junta sí le ha tocado después correr para tener una composición que ilustrara la portada del programa y anunciara las fiestas. La concejalía de Fiestas le planteó que contactara con empresas locales de diseño. Pero las propuestas no gustaron. El portavoz de la junta, Leo Castillo, aclaró ayer que les parecieron «demasiado modernas».

El vicepresidente, José Antonio Moya, protagonista a su pesar de este enredo, ya que es el autor del cartel definitivo, explicó a este diario que las seis propuestas eran el mismo diseño y solo cambiaban las tonalidades. «Se veía media luna, una nube, qué ya ves el presagio, y las llamas. Dénia merecía un cartel con más colorido», explicó.

Entonces Moya, que es fallero de toda la vida y sí ha diseñado carrozas, reveló a la junta que él tenía varios proyectos que nunca se había atrevido a presentar al concurso. Y a la junta le gustó el que a la postre se ha convertido en el que anuncia las Fallas de 2016.

«Yo no soy profesional del diseño gráfico. Pero lo he hecho de buena fe y creo que al menos tiene el color y la alegría de las Fallas. Ya hay gente que me dice que cuanto más lo mira más le gusta», explicó Moya, que reconoció que a él sí le convenció alguna de las obras del concurso declarado desierto.

«Nos pillaba el toro. Nosotros no hemos tenido la culpa de que el concurso se declarara desierto», precisó Leo Castillo, que subrayó que su compañero en la junta local «no ha cobrado ni un euro» por la obra.

El primer premio del concurso estaba dotado con 300 euros, dinero que se habría llevado la empresa de diseño en el caso de que su bosquejo hubiera agradado.

El autor pidió que no trascendiera su nombre. «Prefería que se dijera que el cartel era anónimo. Estoy en la junta y no quería que surgieran malentendidos». Moya convino ayer que ese misterio al final ha sido contraproducente dado que los detractores del cartel todavía han elucubrado más. «Sí, me duelen las críticas. Pero ha quedado claro que el concurso no se puede declarar desierto y pasarnos a nosotros la papeleta del cartel», concluyó Moya.