Las dos empresas que han explotado Puerto Blanco, una dársena con un centenar de amarres construida en 1983, han salido a la fuerza. La historia de este puerto deportivo es más sombría de lo que su nombre indica. Pero ahora la Conselleria de Obras Públicas, tras desahuciar el pasado 25 de febrero a la mercantil Acintur Bahía, que logró la concesión en 2008, después de que el Consell desalojara a la VAPF, que había gestionado los atraques desde el 83, está dispuesta a remodelar este puerto. No le queda otra. Se cae a trozos. El dique de abrigo no abriga nada. Los temporales pasan por encima y abren brecha.

De ahí que ayer la conselleria anunciara que va a acometer unas obras de emergencia valoradas en 600.000 euros. Urge salvar de la ruina una dársena donde los conflictos parece que no acaban nunca. Ahora los amarristas han creado una asociación de afectados para reclamar daños y perjuicios a Acintur Bahía. El Consell les exige que retiren sus barcos, ya que el puerto no es seguro. Pero ellos le pagaron a la anterior concesionaria el alquiler del atraque. Muchos de ellos abonaron todo 2016.

Obras Públicas insistió ayer en que la instalación no reúne ahora mismo condiciones de seguridad. Sus técnicos advierten de que las barcas no están allí a salvo.

Las obras consistirán en reparar y reforzar la escollera de abrigo. Se colocarán 2.700 toneladas de material de cantera de granumetría variada, otras 4.000 toneladas de manto secundario y 13.000 toneladas más de manto principal.

Después, la conselleria convocará un concurso para que una nueva empresa se haga cargo de explotar este puerto deportivo.

Mientras, Acintur Bahía reveló ayer que comunicó en varias ocasiones al Consell el deterioro de esta dársena. Las fisuras, indicó la empresa, se produjeron por la «permanente circulación de camiones de gran tonelaje».