La sequía y el calor han favorecido que en los pinos de la Marina Alta cuelguen bolsones de procesionaria. La plaga ha atacado este invierno con fuerza. En Calp, la concejalía de Medio Ambiente la combate desde noviembre con dos tipos de tratamientos. Este departamento ha elegido la nebulización (vaporización) con diflubenzuron al 25 % para inhibir el metabolismo de las larvas o orugas y evitar que evolucionen a crisálidas. Con todo, la concejalía también aplica un plan B. Utiliza el alfa-cipemetrin, un insecticida de contacto, para acabar con estos lepidócteros que se alimentan de las acículas de los pinos y los defolian y debilitan (los árboles pueden terminar muriendo).

La procesionaria provoca, además, reacciones de alergia. De ahí que sea peligroso que la plaga llegue a parques. En estas semanas, numerosos dueños de perros han acudido a los veterinarios dado que sus mascotas tenían heridas en el hocico y la boca al olisquear o lamer a estas urticantes orugas.