El negocio está en la orilla. Marina El Portet (pertenece a la firma madrileña Licuas) inauguró en la tarde de ayer su tercer edificio comercial del puerto de Dénia. Como los otros dos, está en el Moll de la Pansa, donde esta empresa gestiona 424 amarres. Los tres se caracterizan por su singularidad arquitectónica. Son vecinos de la estación náutica Baleària Port, que, aunque con una traza pelín más industrial, también se aparta de aquellos mastodontes de hormigón que antes se levantaban en los puertos.

El nuevo edificio comercial, bautizado como «Plaza de Levante», acoge once negocios de náutica, restauración y ocio. Cuenta con 150 plazas de aparcamiento. El nombre no puede ser más atinado. Este muelle se ha convertido en la nueva plaza mayor de Dénia. Aquí hay una discoteca (en los comerciales que Marina El Portet abrió el pasado verano y que remedan la silueta de un barco), restaurantes, salones de eventos, bares chill out o un ale-hop (una empresa de regalos de la Marina Alta que no para de expandirse).

La náutica es la punta del iceberg de la pujanza comercial que está experimentando el puerto de Dénia que, definitivamente, ha dado vía libre a su vena más turística y nocturna. Además, la náutica es más que atraques. El alquiler de barcos y motos acuáticas o las excursiones por la costa de acantilados y cuevas (la Cova Tallada, la dels Orgues o la del Llop Marí) son negocios que van viento en popa.

Los locales inaugurados ayer los ha diseñado el estudio de arquitectura Fenwick Iribarren, que también ideó el Nou Mestalla. Su estética dista de la de los edificios portuarios al uso. Los comerciales están trabados en un armazón de metal blanco techado con toldos. La iluminación nocturna realza esta estructura de aire liviano y que de alguna forma recuerda la arboladura de un velero.

El edificio se empezó a construir en septiembre y se ha terminado justo cuando estaba previsto, antes de la Semana Santa. Eso sí, a mediodía de ayer, los jardineros y otros trabajadores se afanaban en dar los últimos retoques. El Moll de la Pansa, esa nueva plaza a orillas del mar y que mira al castillo de Dénia y al Montgó, ya bulle.