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Aniversario

Cincuenta años del renacer de las Fallas en Dénia

La Penya Canyamó logró el 21 de marzo de 1966 el permiso del alcalde para recuperar una fiesta suspendida 4 años antes

Cincuenta años del renacer de las Fallas en Dénia

Todo tiene un principio, excepto las Fallas de Dénia que tienen dos. La fiesta comenzó en 1890, cuando en lo que hoy es la Plaça del Consell se plantó el primer monumento, que patrocinó la pastelería Morales. Lo recordó ayer Antonio Gutiérrez García, que fue en 1966 uno de los impulsores del renacer de las Fallas en Dénia. Pertenecía a la Penya Canyamó, germen de la actual Falla Centro. Dénia vivía entonces sin una fiesta que luego se ha convertido en imprescindible. En 1962, «por motivos principalmente económicos», precisó ayer Gutiérrez, se suspendió esta fiesta. El ayuntamiento no la veía con simpatía; quería guardar la pólvora para Sant Roc, el patrón.

Pero a Dénia le pudo la vena fallera. Y un 21 de marzo de 1966, a las 13.20 horas, se presentaron en el ayuntamiento un grupo de amigos de la Penya Canyamó. El entonces alcalde, Pascual Martí, los recibió y, más que eso, les dio la autorización para plantar al año siguiente un monumento en el centro de la ciudad y recuperar la actividad fallera. Gutiérrez rememoró ayer que, «casualmente», a la salida de esa entrevista con el alcalde les esperaba una traca.

Ayer, por tanto, se cumplieron 50 años de ese segundo principio de las Fallas en Dénia. A las 13.20 horas, la misma hora en la que esos falleros que se resistían a dejar morir la fiesta se plantaron en el despacho de Pascual Martí, Gutiérrez y otros pioneros iniciaron en el consistorio un emotivo acto para evocar eso que se ha dado en llamar «la Segunda Época de las Fallas de Dénia». Esta vez, eso sí, no hubo traca.

Antonio Gutiérrez, que fue el presidente de Centro en 1967, el primer año del resurgimiento, explicó que entonces se disparó la primera mascletà en Dénia. El permiso del alcalde incluía una condición: plantar falla durante los siguientes cinco años. Pero la fiesta volvió a arraigar con tal fuerza que se sumaron otros distritos y el Centro de Información y Turismo (dio una subvención a cada falla). Al final, en marzo de 1967, al año de prender la mecha, plantaron monumento, además de Centro, Baix la Mar, les Roques, Oeste y Saladar. La Dénia fallera estaba de vuelta.

Y hasta ahora. Los promotores de ese despertar de la fiesta entregaron ayer al actual alcalde, Vicent Grimalt, un pergamino conmemorativo. La celebración de Sant Josep tiene tanta fuerza en la ciudad que, ayer, cuando todavía no habían pasado dos días de la cremà, el espíritu fallero resurgía sin asomo de resaca. Las falleras mayores, Marina Margalejo y Alejandra Pastor, asistieron a un acto que recordó una efeméride trascendental en las Fallas de hoy.

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