El Consell Valencià de Cultura (CVC) se llevó ayer de Xàbia la mochila cargada de deberes. El organismo que preside el científico Santiago Grisolía celebró un pleno en este municipio. Su alcalde, José Chulvi, además de ejercer de anfitrión, apeló a los sabios del CVC para que arrimen el hombro en la protección de dos símbolos arquitectónicos de la Marina Alta, los molinos de viento y los riuraus, y de las singulares pesqueres de cingle, que son expresión de la lucha por la supervivencia en los inhóspitos acantilados de la comarca.
El alcalde subrayó que los molinos (Xàbia tiene en la plana once, que forman el conjunto más importante de la Comunitat Valenciana) deberían ser Bien de Interés Cultural (BIC). Dijo que esa declaración les «haría justicia y sería muy positiva para articular su protección y puesta en valor». Chulvi recordó que los molinos «están muy arraigados en toda la Marina Alta» y que, de hecho, los hay (en la mayoría de los casos quedan sus ruinas) en Dénia, Gata, Benissa, Pedreguer, Teulada, Llíber o Calp.
También recalcó que les pesqueres deben, igualmente, protegerse. «Son instalaciones de cuerda y cañizos colgadas de los acantilados por las que bajaban los hombres, jugándose la piel, a proveerse del sustento y el dinero que no encontraban en ningún otro lugar», recordó Chulvi. Se han censado en el litoral más escarpado de la Marina Alta, el que va del cabo de Sant Antoni al Morro de Toix, 85 pesqueres. Este tipo de pesca, que practicaban los labradores más pobres, aquellos que se jugaban la vida en los acantilados para conseguir algo de pescado y poder venderlo, se practicaba, sobre todo, en Xàbia y el Poble Nou de Benitatxell. El alcalde xabienc apeló a proteger también el acervo cultural de les pesqueres (historias, expresiones, técnicas y artilugios de pesca?). Subrayó que estos ingen
ios colgados del precipicio son, «al igual que los molinos, una realidad comarcal» que «en parte tiene su cuna en el Poble Nou de Benitatxell».
Y claro, el alcalde tampoco se olvidó ayer de las construcciones más ligadas al paisaje tradicional de viñas de la Marina Alta, los riuraus. Dijo que dan testimonio del despegue económico de la comarca con la exportación, en el siglo XIX, de la pasa. «Queremos los riuraus no como pieza de museo, sino como una parte integrada de la vida de nuestros pueblos». Chulvi pidió al CVC que le quite el polvo a un informe que realizó en 2007 sobre estos elementos arquitectónicos.
