Los pinos, a la larga, salen vencedores de los incendios. Son pirófitos y dispersan sus piñones cuando el monte se prende. De ahí que ahora, en zonas afectadas por el incendio que arrasó 444 hectáreas del parque natural del Montgó, estén surgiendo por doquier brotes de pinos. El representante de los cazadores de Xàbia en la junta rectora del Montgó, Toni Marí, lo advirtió ayer. Y surgió el debate. Un representante de la conselleria de Medio Ambiente subrayó que toca revisar la política forestal. Planteó que, aunque parezca contradictorio, el día del árbol también podría dedicarse a organizar «arrancadas» de pinos. Estos árboles, cuando crecen y forman pinadas muy densas, acrecientan el riesgo de incendio forestal. El nuevo presidente de la junta rectora, el ecologista Joan Sala, subrayó que el Ayuntamiento de Dénia «ya está cambiando el chip». En el día del árbol, organiza plantaciones de especies autóctonas en las zonas verdes municipales y no en el parque natural. La restauración paisajística realizada por Xàbia tras el incendio incide en recuperar especies como el acebuche (ullastre) y evitar que el pino colonice toda la montaña. El nuevo bosque es el viejo bosque. La expansión de pinos es cosa de las últimas décadas.

Por otra parte, la junta rectora apoyó la petición de Xàbia de que el faro del cabo de Sant Antoni, que está dentro del Montgó, tenga uso público y se convierta en centro de interpretación de la reserva marina y del parque natural.