El Ayuntamiento de Dénia ha acabado por la vía rápida con las grietas que la pasada semana le obligaron a precintar un extremo de su muralla islámica. En aquel momento, se anunciaron obras urgentes para sellar las fisuras. Una de ellas se había ensanchado mucho. Daba la impresión de que este tramo de lienzo se estaba abriendo como una granada. Había riesgo de que se viniera abajo.
Al final, la solución de urgencia pasaba por la piqueta. Una pala excavadora echó abajo ayer este extremo de la muralla. La concejala de Urbanismo, Maria Josep Ripoll, explicó a este diario que esa actuación estaba avalada por los técnicos. Dijo que ese remate de la muralla era un añadido, un «elemento embellecedor» que carecía de valor patrimonial. «Lo más viable era demoler ese embellecedor y reconstruirlo», precisó la edil.
Esta muralla islámica, que cerraba por el norte la Daniya medieval, se restauró en 2007. El remate que estaba surcado de grietas se realizó entonces. La concejala de Urbanismo subrayó que la demolición de ese tramo deteriorado la supervisó el arquitecto experto en patrimonio, Josep Ivars, quien ya dirigió las obras de rehabilitación de esta muralla de los siglos XI y XII.
Con todo, la imagen de ayer de una pala reduciendo a cascotes este extremo del lienzo llamaba mucho la atención. Dénia ha tenido la suerte de conservar un importante trecho de la muralla que abrazaba su casco antiguo. En otras muchas ciudades, en la época de la expansión burguesa, estas estructuras defensivas se derribaron. Pero ayer no había motivo para la alarma. La muralla fetén, la islámica, sigue a salvo. Y aguanta mejor que los añadidos de la restauración.
Los vecinos de les Roques ya hacía tiempo que advertían de que el remate ayer derribado era un peligro por unas grietas que en las últimas semanas se habían hecho muy visibles.
