Todos los pueblos han sufrido desgracias que quedan en el recuerdo para siempre. En Benissa causó honda conmoción el fallecimiento a finales de los años 60 de un niño al que le cayó encima una piedra desprendida de la fachada de la iglesia de la Puríssima. El cronista oficial, Joan Josep Cardona, rememoró ayer que el chaval se refugió en el pórtico durante el disparo de una mascletà de las fiestas. Al principio, se pensó que todo quedaría en un susto. Una piedra le golpeó la cabeza, pero el niño no perdió el conocimiento. Pero empezó a sentirse mal y horas después falleció. Las fiestas de la Puríssima se suspendieron.